Capital riesgo corporativo, o cómo hacer bailar reggaeton a las grandes corporaciones
Revisión y reflexión de la economía colaborativa
Como probablemente sepas, las start-ups suelen ser empresas nuevas y pequeñas con ideas de negocio innovadoras, y por lo general muy, pero que muy pegadas a las tecnología.
Google, Facebook y eBay fueron start-ups en su día. Y desde esos días de vino y rosas, otras muchas más se han unido al club de los unicornios. Pero, ¿en qué momento deja una empresa de ser una start-up y se convierte en algo más grande?
En el episodio de esta semana hablo con Rafa Amoros, Head of Strategic Investments & Portfolio en Telefonica Ventures sobre como hacer bailar reggeaton a una empresa centenaria con las más jovenes start-ups del lugar.
AQUÍ, puedes escuchar el episodio de esta semana
Así que para no dejar huérfana a la newsletter esta semana, te dejo tu dosis semanal de innovación, tecnología y negocios. Por eso esta semana quiero hablar de start-ups y venture capital, y para ello déjame analizar dos empresas emergentes que se han convertido en referentes muy conocidos de la nueva economía colaborativa: Uber y Airbnb.
Ambas han desafiado y han sido pioneras en nuevas formas de hacer negocios, arrasando en los sectores del transporte personal y la hostelería.
¿Qué ha convertido a estos advenedizos en lo que son hoy y hacia dónde se dirigen?
Airbnb y Uber dos advenedizos de la nueva economía colaborativa
Empresas como Airbnb y Uber, que han alcanzado un éxito fenomenal y han crecido rápidamente, apenas ya son consideran start-ups en la actualidad. Han demostrado que les gusta los grandes restos y han respetado poco las formas habituales de hacer negocios. A estas empresas se les conoce como advenedizas.
Tanto Airbnb como Uber son conocidas en todo el mundo y su negocio está en auge, a pesar de que, en comparación con muchas otras grandes empresas, no tienen activos físicos.
A primera vista, Airbnb podría parecer la mayor empresa hotelera del mundo, pero no es propietaria de las habitaciones que alquila.
Del mismo modo, pensamos en Uber como el mayor servicio de coches del mundo, pero ni siquiera tiene flota propia.
La falta de activos físicos ha ayudado en parte a explicar cómo estas empresas han podido expandirse tan lejos y tan rápido. En el mundo de la tecnología, la velocidad y la flexibilidad son cruciales para el éxito.
Hace ya años que estas empresas entraron en el selecto club de los consideradas como unicornios.
En 2016, Airbnb se valoró en 30.000 millones de dólares y Uber en 68.000 millones.
El meteórico ascenso de Airbnb contó en gran medida con la ayuda de la firma de capital riesgo Sequoia Capital, uno de sus primeros grandes inversores. A su vez, Sequoia Capital ha cosechado enormes beneficios. De hecho, las cantidades que obtiene de inversiones similares en Google y WhatsApp son significativamente mayores en comparación.
Pero, por supuesto, llegar a tener tanto éxito requiere mucho esfuerzo y, a veces, un enfoque bastante despiadado de los negocios.
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La constante reinvención de Uber, receta secreta de su éxito
Antes de que Uber alcanzara el éxito, la idea de un negocio que te animara a viajar en coches de desconocidos parecía ridícula. Entonces, ¿cómo lo consiguió Uber?
En realidad, la empresa empezó como un servicio de coches urbanos en San Francisco, una ciudad con una situación de transporte notoriamente terrible. En aquel tiempo, encontrar un taxi allí era casi misión imposible debido a que no había suficiente oferta.
Entonces, Uber sacó un servicio de coches alucinante para los jóvenes profesionales de la ciudad, y el estilo era una parte clave del modelo de negocio. Era súper guay no tener que esperar un taxi.
Con el tiempo, otros servicios de transporte compartido, como Lyft, entraron en el mercado. En aquel momento, Uber ya se había establecido en algunas ciudades, pero ahora que se veía amenazada, la empresa se dio cuenta de que necesitaba introducirse también en el servicio de taxis. Gracias a su excelente aplicación y a su sólida base de usuarios, esta expansión fue sencilla.
Fue entonces cuando Travis Kalanick, uno de los fundadores y CEO de Uber, se dio cuenta de que la imagen de la compañia tenía que ser consistente, respondiendo a las tendencias cambiantes para mantenerse fresca y relevante.
Pero Kalanick soñaba a lo grande y llevó a Uber al éxito también en el extranjero, especialmente en Europa. Incluso casí logro lo imposible, quedarse con todo el mercado chino, ¡increíble, verdad!
Sin embargo, se vio frustrado por el equivalente chino de Uber, Didi Chuxing. Didi Chuxing tenía más capital y un mayor alcance en China que Uber, operando en 400 ciudades frente a las 100 de Uber. Al ver que no podía ganar, Kalanick aceptó un acuerdo por el que Uber se retiraba del mercado chino y vendía sus operaciones en China a Didi Chuxing a cambio de una participación del 17% en la empresa.
Aunque Kalanick no consiguió que Uber entrara en China, ganó miles de millones de dólares en el mercado chino, lo que consolidó su reputación como fenómeno tecnológico. Lo que es más, este capital añadido significaba que ahora tenía los medios para hacer crecer Uber aún más rápido.
Claramente, la asunción de riesgos de Kalanick fue un factor importante en el éxito de su empresa. Pero como descubrirás más adelante, también significó que Uber a veces bailo en el filo de la navaja.
Airbnb, la necesidad de su fundador hecha virtud.
De la misma forma que subir al coche de un desconocido pasó a convertirse en algo normal, pagar por dormir en casa de un desconocido también lo hizo. Gracias a Airbnb, muchos turistas han encontrado una forma diferente de conocer más ciudades alrededor del mundo, y otras ciudades han empezado a parecerse cada vez más en un parque de atracciones.
Airbnb surgió como una solución a la necesidad de uno de sus fundadores, Brian Chesky, que no podía permitirse pagar el alquiler mientras trabajaba en otros proyectos. Entonces decidió dormir en el sofá de un amigo y pagarle una propina. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea de que los anfitriones podían alquilar habitaciones libres en sus casas y apartamentos, ganando algo de dinero mientras los visitantes ahorraban en costes de alojamiento en comparación con los hoteles.
En la esencia inicial del proyecto, una de las cosas que más valoraban los huéspedes era la autenticidad de alojarse en un Airbnb, ya que les permitía conectar con lugareños y poder ver y experimentar cosas que la mayoría de los turistas se pierden.
Los fundadores sintieron que esta idea era especialmente inspiradora, y el eslogan de Airbnb pasó a ser "Belong anywhere" (Pertenece a cualquier lugar), dando a entender que siempre te sentirás como en casa, fueses donde fueses.
Con el tiempo, Airbnb se ha convertido en una de las principales referencias en el sector del turismo. En agosto de 2016, la empresa batió su record de huespedes en una sola noche, alojando a 1,8 millones de huéspedes alojados en habitaciones de Airbnb en todo el mundo. Por ponerlo en perspectiva, eso es más que si la cadena Marriott, la mayor empresa hotelera del mundo, hubiese reservado todas sus habitaciones disponibles.
Es evidente que tanto Airbnb como Uber han aportado grandes innovaciones a los consumidores. Pero no siempre ha sido un camino de rosas.
Uber y Airbnb, también cortejan a la polémica
Bill Gates y Mark Zuckerberg serán recordados como dos gigantes del mundo empresarial. Pero ambos son tímidos y de voz suave, no el estereotipo de CEO impetuoso y echado para adelante.
Sin embargo lo cofundadores de Uber y Airbnb, Travis Kalanick y Brian Chesky, son harina de otro costal. Ambos son carismáticos y de lengua sibilina.
Es famoso el enfrentamiento de Kalanick con Christiane Hayashi, entonces directora de la División de Taxis y Servicios Accesibles de San Francisco, que intentó bloquear la expansión inicial de Uber en San Francisco. Los taxistas a los que atendía Hayashi estaban en pie de guerra porque, mientras ellos estaban fuertemente regulados, la empresa de Kalanick parecía esquivar todas las normas del libro. En una reunión particularmente acalorada, Hayashi sintió que los ejecutivos de Uber eran "odiosos", mientras que Kalanick describió a Hayashi lleno de "profunda ira" y "gritando". Su disposición a librar esta guerra dejó claro que Kalanick no temía cortejar la polémica.
Por otro lado, su estilo también puede ser inspirador. Los fans de Uber salieron en su apoyo cuando la empresa se vio inmersa en una batalla con las autoridades de la ciudad de Nueva York.
Por su parte, Brian Chesky, de Airbnb, era tan carismático que, tras intervenir una vez en una conferencia organizada por el banco de inversión Allen and Company, fue invitado a la velada anual del banco. Allí desplegó su magia y pudo promocionar Airbnb entre la flor y nata del capital riesgo.
Sin embargo, aunque Airbnb y Uber han conectado a la gente de formas nuevas y audaces, sus métodos siempre han sido un tanto controvertidos.
Uber, por ejemplo, no contrata a sus conductores, que son técnicamente falosos autónomos. Esto significa que la empresa exquiva tener que proporcionar prestaciones sociales y pago de impuestos por estos trabajadores.
En una ocasión, Airbnb prometió públicamente compensar a un anfitrión conocido como "EJ", cuyo apartamento había sido destrozado por huéspedes de Airbnb. Sin embargo, la empresa no cumplió dicha promesa, lo que provocó que el anfitrión iniciara una campaña en Internet para presionar públicamente a la empresa. Finalmente, la polémica obligó a Airbnb a cambiar sus condiciones de seguro para los anfitriones.
La lección es clara. La habilidad de un CEO para seducir y forzar un acuerdo puede llevarlo a la cima. Pero es probable que también se gane unos cuantos enemigos por el camino.
Las start-ups deben ser fieles a su visión inicial
Es fácil ser idealista cuando se crea una empresa, porque no se tiene nada que perder. El verdadero reto es seguir siendolo una vez alcanzada la fama, la fortuna y el éxito.
Entonces, ¿pueden Airbnb y Uber seguir rsiendo fieles a su misión inicial y no convertirse en máquinas de hacer dinero sin más?
En sus inicios, Airbnb fue blanco de los tristemente célebres hermanos Samwer, que se ganaban la vida clonando aplicaciones y canibalizando el mercado, obligándolas así a comprar el clon.
Pero Airbnb no mordió el anzuelo y se dió cuenta que la mejor forma de vencer a la competencia era crear la mejor aplicación. Y funcionó: al final, el clon de los Samwer, Wimdu, quebró.
Airbnb también strabaja duro en cuidar su cultura empresarial, que surgió originalmente de principios como discutir siempre cuidadosamente las decisiones y la idea de que todo el mundo cuenta.
Mientras tanto, la reticencia de Uber a permitir que sus trabajadores se sindicalicen o disfruten de unas condiciones laborales adecuadas es preocupante. Demuestra que la empresa se ha desconectado de sus orígenes y de sus anteriores defensores de la comunidad. Debe a sus conductores un trato justo.
Como dice el refrán, "un gran poder conlleva una gran responsabilidad".
Estas dos empresas representan ahora el futuro de los negocios digitales. Y tienen la oportunidad de dar forma a la manera de pensar de una nueva generación, y su relevancia les permite influir en la toma de decisiones de otros.
El riesgo es, por supuesto, que ellos como las corporaciones de la vieja escuela, puedan sucumbir a la codicia o al deseo de más poder a través de la conformidad.
Aún no sabemos cuáles serán los efectos globales duraderos de Airbnb, Uber y los demás advenedizos. Sólo podemos esperar a que se mantengan fieles a su espíritu original.
Food for thought
Airbnb y Uber son el resultado de la visión, la pasión y el arduo trabajo de dos emprendedores impulsivos y carismáticos, Brian Chesky y Joe Gebbia, y de sus colegas igualmente impresionantes.
Estas dos empresas han transformado la forma en que vemos el alojamiento y el transporte, y su impacto se siente en todo el mundo. La tan manida y cansina transformación digital, ha sido en parte necesaria por la entrada de nativos digitales, muy bien representados por ambas empresas.
Con la creciente popularidad de estos servicios, y de la económica colaborativa, debemos ser conscientes de la responsabilidad y el poder que este tipo de empresas tienen y de cómo pueden llegar a alterear las comunidades donde operan.
Por lo tanto, es importante reflexionar sobre la cultura y principios de este tipo de compaías. Sino las autorizades acabaran hciendo su labor, regulando adecuadamente para evitar abusos y garantizar que sigan siendo una fuerza positiva para la economía y la sociedad en general, en vez de un amenaza.
Ejemplos ya tenemos, la regulación de los pisos turisticos, las prohibiciones a operar en determinadas ciudades, o la obligación a reconocer a falsos autónomos como trabajadores por cuenta ajena.
Hecha la ley, hecha la trampa, los humanos somos vagos y nuestros cerebros buscan siempre el camino más corto. Simplemente hemos de ser responsables, para hacer siempre lo que hay que hacer, aunque nadie este mirando.