Construyendo tu pasión: ¿Por qué lo llamamos pasión cuando queremos decir entretenimiento?
O el arte de balancear aspiraciones, gustos y realidades
Bienvenido una semana más a la newsletter de Innovation by Default 💡. Otra semana más, Álex Fuenmayor (@adefuros) al mando de la nave. Esta semana es oficialmente la de la vuelta a la rutina para muchos de nosotros; colegios y atascos pasan a formar una vez más parte de nuestro día a día, y el anhelo de las vacaciones y las aspiraciones a controlar nuestra vida se diluyen como gotas de lluvia en el océano.
Esta semana os traigo otro 2x1: en el podcast hablaré de nuevo con Álex Barredo, donde comentaremos cómo ve el mundo de la creación de contenidos, la evolución del escenario tecnológico que tenemos alterado por la IA Generativa y qué espera para su proyecto principal, Mixx.io. Mientras, en la newsletter hablaré sobre la pasión y si debemos seguirla a nivel profesional. Imagino que, como a muchos de nosotros, te habrás planteado este verano qué es de tu vida personal y profesional, habrás pensado en aquellos hobbies que tienes relegados, si es posible convertirlos en tu fuente de ingresos, ...
Así que no me enrollo más y hablemos de la pasión, el trabajo y la triste realidad, a través de algunos de los aprendizajes que podemos extraer del libro “Hazlo tan bien que no puedan ignorarte” de Cal Newport.
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Pasión: acción de padecer
La sociedad contemporánea nos insta a "seguir nuestra pasión" desde un punto de vista profesional, aunque más bien en general, como estilo de vida. Atribuimos a Confucio la célebre frase: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”, y seguramente por ello la usamos repetidamente para hacernos creer que hemos de hacerla realidad.
Yo, sinceramente, es algo con lo que difiero y que nunca, profesionalmente, he llegado a entender. Desde el principio, ese sentimiento generalizado de la búsqueda de la pasión en el ámbito profesional nunca me ha gustado. De hecho, si nos fijamos en la definición de la RAE de pasión, casi todas sus acepciones indican sufrimiento.
¿De verdad queremos que nuestro día a día se parezca a esto?
Pero dejando a un lado el juego de palabras, particularmente mi punto de vista se asemeja más al que recoge Cal Newport en "So Good They Can't Ignore You", donde argumenta que la pasión es un resultado y no un punto de partida. Al menos así lo he vivido yo en casa, mi padre hizo de su profesión su pasión; de hecho, cuando se jubiló, siguió años vinculado a su trabajo de una forma indirecta y era tal la conexión o adicción al mismo, que el momento de romper definitivamente con ello tuvo que ser progresivo, como cuando uno deja una droga o medicación para evitar que el proceso fuera más duro.
Sin embargo, el caso de mi madre es totalmente diferente. Con mis sesgos y visión de lo que es el mundo laboral, y cómo he visto a mi alrededor que esto se ha ido desarrollando, creo que es más un tema de propósito vital, y dónde vuelcas tus energías, dónde sientes que aportas y cómo este proceso te reconfigura y te hace sentir valioso.
Así que mi objetivo desde hace años pasa por un equilibrio sano y adecuado de todos los aspectos que combinan mi vida: familia, trabajo y ocio. Este último siempre he tenido la sensación de que es un agujero negro; la verdad es que siempre, desde pequeño, me han gustado hacer tantas cosas que nunca he tenido tiempo suficiente para saciar toda mi curiosidad. "Seré culo de mal asiento", como decía mi abuela.
Pero quien esté a punto de comenzar profesionalmente, o aquellos que os estéis planteando dar un giro a vuestra carrera, puede que os encontréis con el siguiente dilema: ¿qué es más sensato, seguir nuestra pasión o adaptarnos a lo que el mercado demanda?"
¿Qué quieres tú o, realmente, qué quiere el mercado?
Creo que ya he hablado en otras ocasiones sobre los perfiles híbridos y su capacidad para encontrar esas intersecciones profesionales que los hacen "raras avis" y, por otro lado, indispensables en muchas empresas. La realidad del mundo laboral es que ciertas habilidades y roles son más demandados que otros.
Hace unos meses, asistí con mi hija a una iniciativa de Oracle para incentivar la ingeniería entre niñas, Oracle4Girls; la verdad es que pasamos una jornada de sábado fantástica. Los padres nos quedamos fuera y debatimos sobre la pasión, cómo las niñas tenían menos predisposición por este tipo de estudios, pero que cuando llegaban, eran más constantes y brillantes, en términos generales, que los chicos. Pero también durante toda la charla estuvo en el foco la problemática del famoso "número clausus" para acceder a determinadas carreras universitarias que tenían más oferta profesional que la demanda que podían cubrir los recién licenciados.
Mi punto de vista, hemos de ser prácticos; hay que poner tu punto de mira profesional allí donde haya salidas. No se puede ir siempre a contracorriente en la vida; fluir y dejarse llevar, dentro de un margen, muchas veces es la forma más sencilla de encontrar esa pasión e inclusive felicidad.
En mi vida profesional, he visto cómo el desarrollo de habilidades, incluso cuanto más diferenciales mejor, suelen ser moneda de cambio para un mejor puesto o rol. Sin embargo, este es un riesgo que hemos de valorar. Especializarse conlleva reconocimiento y remuneración, pero una vez esta necesidad desaparece, profesionalmente eres más vulnerable. Sin embargo, desarrollar habilidades raras y valiosas, lo que se suele llamar el capital profesional, que complementen tu actividad profesional, no solo nos puede llevar a obtener un trabajo valioso y bien remunerado, sino que seguramente nos lleve más cerca de eso que “nos apasione”.
Newport desarrolla en su libro lo que él llama "La hipótesis de la pasión", o cómo la sociedad nos insta a hacer aquello que “amamos”. Y lo desarrolla en dos puntos principales, donde se cuestiona si, ¿es la pasión necesariamente el camino correcto?
Según Newport, el quid de la cuestión es el siguiente: encuentra primero lo que te apasiona, y entonces el trabajo con sentido aparecerá a tu alcance.
En primer lugar, la verdadera pasión que coincide con las posibilidades profesionales es extremadamente rara. Cuando se les preguntó en un estudio de 2002, 84 de cada 100 universitarios canadienses respondieron que sí tenían pasiones; la realidad es que tenían aficiones, pero ninguna de ellas sería algo por lo que nadie estuviese dispuesto a pagarte. Aquí, la cultura japonesa ha desarrollado el famoso término del IKIGAI; esa intersección entre lo que te gusta, lo que eres bueno, aquello que el mercado demanda y por lo que estarían dispuestos a pagarte. Si no lo conoces, te dejo que escuches sobre el mismo en este episodio que grabé para el podcast de Caminos de Knowmad.
En segundo lugar, la pasión puede ser peligrosa. Desde el nacimiento de "la hipótesis de la pasión" allá por los años 70, cada vez más personas han empezado a seguir sus pasiones. Convencidos de que sólo deben hacer el trabajo que les gusta, cambian de empleo con más frecuencia. Pero el mercado laboral no puede satisfacer estas demandas, lo que ha desembocado en que la satisfacción laboral haya disminuido en las últimas décadas: en 2010, sólo el 45% de los estadounidenses encuestados estaban contentos con su trabajo, frente al 61% de 1987."
Según Newport, la pasión viene con el tiempo. Es más probable que uno esté satisfecho con lo que hace cuando ha llegado a ser bueno en ello y ha desarrollado un sentido de la eficacia y unas relaciones sólidas con sus compañeros de trabajo.
No hagas lo que te gusta. Aprende a amar lo que haces, adquiriendo dominio, autonomía y relación.
Además cuando dominas algo, es más probable que te apasione. Así lo demuestra la “teoría de la autodeterminación”. Dicha teoría ha identificado tres factores básicos necesarios para generar motivación intrínseca, que a su vez está vinculada a niveles más altos de satisfacción laboral. Estos tres factores son: autonomía, la sensación de que uno tiene el control sobre su día; competencia, que es la sensación de que uno es bueno en lo que hace; y relación, la sensación de conexión que uno tiene con otras personas.
Ser autónomo y competente significa dominar un campo determinado. Para ello, no necesitas pasión, sólo la voluntad de trabajar duro para adquirir esa maestría.
Si te gusta lo que estas leyendo, no olvides que también tienes disponible el podcast de Innovation by Default 💡. 👇👇👇👇👇
La mentalidad del artesano
Cal Newport hace distingue entre la mentalidad de la pasión y la mentalidad del artesano, la primera gira entorno a, ¿Qué es lo que realmente quiero?. Frente al, ¿cómo puede mejorar la calidad de mi trabajo?
Según Newport, todo esto va de dos formas diferentes de encarar la vida laboral. Por un lado, está la "mentalidad de la pasión", que básicamente consiste en estar todo el rato preguntándote si tu trabajo es lo que realmente quieres hacer. Este tipo de pensamiento puede hacer que te enfoques demasiado en las cosas que no te gustan de tu labor, lo que, como te puedes imaginar, te baja un poco la moral y puede que hasta te haga un triste, un trabajador infeliz.
Por otro lado, está la "mentalidad del artesano", que es más bien como ponerle ganas a lo que haces, enfocándote en dar lo mejor de ti en tu trabajo actual, sin estar pensando todo el tiempo si es tu "verdadera vocación".
Como dice el cómico Steve Martin: "Sé tan bueno que no puedan ignorarte".
Esta forma de pensar te anima a meterle corazón a tu trabajo, mejorando constantemente y, ¿quién sabe? probablemente encontrando satisfacción y felicidad en el proceso. ¡A lo mejor, deberías darle una oportunidad!
Otro de los conceptos clave del libro es el “capital laboral”, Cal Newport lo describe como la capacidad de aportar una habilidad al mundo de una manera sobresaliente y necesariamente bien valorada. El objetivo de desarrollar esta habilidad debería ser mantener el control y la autonomía en su trabajo.
Ahora te estarás preguntando, ¿y cómo puedo mejorar la calidad de mi trabajo?
Según Cal, no basta con sólo "practicar", tienes que hacerlo con cabeza, es decir, mediante la practica deliberada. Imagina que eres un ajedrecista, no es solo cuestión de echar muchas horas. Imagino que ya habrás escuchado hablar de la regla de las 10,000 horas para alcanzar la maestría, Outliers el libro de Malcolm Gladwell gira entorno a esta regla. Pero según Newport, no va tanto de la cantidad sino de cómo usas esas horas. Es decir, no te quedes solo jugando partidas al tun tun, mejor enfrenta esos problemas teóricos súper enredados que te hacen estrujarte el cerebro y te sacan de tu zona de confort. Aunque te pueda parecer un poco pesado y hasta incómodo, esta es la ruta de oro para alcanzar la verdadera maestría en tu campo.
Otra realidad que pone de manifiesto Newport es que todo trabajo que tiene un misión es mucha más motivador. Pero, ¿dónde buscar una misión profesional útil? Según el autor, buscando en "lo adyacente posible".
Imagínate este espacio como un campo lleno de ideas brillantes que están justo a la vuelta de la esquina, aguardando a ser descubiertas por mentes curiosas como la tuya. A menudo, estas genialidades están al alcance de varias personas simultáneamente, lo que crea una especie de carrera excitante hacia nuevos descubrimientos. ¡Pero ojo!, esta misión, en contra de lo que piensa Robert A. Heinlein, pasa por la especialización, necesaria para estar a la vanguardia de tu campo profesional.
¿Y cómo entrar en esa dinámica? Pues enfocándote como un láser en desarrollar habilidades clave y dándolo todo para ser el mejor en esas áreas. Si te dispersas mucho, solo rasparás la superficie y nunca llegarás a ese punto 'cool' desde donde puedes alcanzar lo adyacente posible.Personalmente, me inclino más hacia la filosofía de fluir. En este punto según Newport, embarcarse en una misión no siempre es el mejor punto de partida. No te angusties tratando de hallar una de inmediato: generalmente, estas misiones aparecen de manera espontánea a medida que cultivas habilidades únicas.
Food for thought
En nuestra incansable búsqueda de la pasión laboral, a menudo olvidamos que la pasión no es algo que simplemente encontramos, sino algo que construimos con dedicación y maestría. Creo que deberíamos cambiar el chip, y abandonar la incansable búsqueda de "nuestro trabajo ideal" y comenzar a cultivar un amor profundo por lo que hacemos en el día a día.
Ahora bien, ¿cómo transformamos este consejo en algo tangible? Primero, analizamos nuestras habilidades actuales. Sí, es tiempo de hace una autoevaluación sincera. Identifica esas áreas donde puedes pulir un poco más tus habilidades, donde puedes brillar aún más. Pero no te detengas ahí; embárcate en ese viaje emocionante y continuo de superación, con el objetivo de volverte "tan bueno que no puedan ignorarte".
Cal Newport, nos muestra el camino para reconocer y fortalecer nuestro capital profesional, pero también nos alerta sobre las trampas de control que pueden obstaculizar nuestro camino hacia el éxito. También, nos invita a abrazar la mentalidad del artesano, a cultivar un sentido profundo de misión que guíe nuestro camino, y a estar siempre atentos a lo que hay en "lo adyacente posible", esa frontera de oportunidades y descubrimientos que está justo a nuestro alcance.
Así que, ¿tú también estás listo para replantear tu enfoque y empezar a construir una pasión genuina por tu trabajo? ¡Es hora de poner manos a la obra!