Cuando la nube deja de ser metáfora
Diario de Innovación #269
Hace veinte años, decir que tus datos estaban “en la nube” era una metáfora.
Hoy, empieza a ser literal.
Google, SpaceX, Amazon y una nueva generación de startups están compitiendo para poner centros de datos en órbita.
No satélites de telecomunicaciones.
Sino auténticos clústeres de inteligencia artificial flotando sobre nuestras cabezas, alimentados por energía solar, enfriados por el vacío y enlazados entre sí por haces ópticos de luz.
La promesa es descomunal: latencia casi nula, energía infinita, cobertura global y un coste potencialmente menor que los data centers terrestres para 2035.
Pero el mensaje de fondo es otro: la infraestructura digital está dejando el planeta.
☀️ El Sol como nuevo generador de cómputo
El proyecto más ambicioso es el de Google: Project Suncatcher.
Su idea es usar la energía solar directamente en órbita baja para alimentar TPUs dedicadas a IA generativa, eliminando la dependencia de redes eléctricas terrestres y reduciendo la huella de carbono.
Mientras tanto, Starcloud —una startup que ya opera una GPU Nvidia H100 en el espacio— está demostrando que es posible procesar imágenes satelitales y modelos de IA in situ, sin necesidad de enviarlos a la Tierra.
Una especie de “edge computing orbital”.
Elon Musk, por su parte, no se ha quedado callado:
“SpaceX estará haciendo esto.”
Ya prepara la próxima generación de satélites Starlink con conectividad láser y capacidad de cómputo integrada.
Jeff Bezos, más prudente pero igual de ambicioso, asegura que veremos centros de datos de gigavatios en el espacio en los próximos 10 o 20 años.
🌌 La nueva fiebre del oro está en órbita
¿Y por qué ahora?
Porque la ecuación económica está cambiando.
El coste de lanzamiento baja.
La demanda de IA se dispara.
Y las limitaciones físicas de los data centers —energía, calor, espacio, regulación— se vuelven cada vez más apremiantes.
El espacio, por paradójico que suene, ofrece libertad: no hay leyes de privacidad nacionales, no hay impuestos locales, no hay límites físicos al crecimiento.
Pero también plantea una pregunta incómoda: ¿Queremos que nuestra inteligencia, nuestra memoria colectiva digital, se aleje de la Tierra?
☄️ Riesgos: entre la basura espacial y la ética orbital
Los desafíos técnicos son fascinantes.
¿Cómo se enfría un chip H100 en el vacío?
¿Cómo se protege del bombardeo constante de radiación?
¿Cómo se mantiene un sistema sin intervención humana durante años?
Y los éticos no se quedan atrás.
Cada lanzamiento añade más objetos a la órbita terrestre.
Cada satélite reflectante altera las observaciones astronómicas.
Y cada byte que sale de la Tierra se vuelve, literalmente, más difícil de recuperar.
Lo que empezó como cloud computing está mutando hacia un cosmos computing.
Y como toda frontera tecnológica, traerá progreso y problemas a partes iguales.
🌍 Una lección más profunda
Quizá el mayor cambio no sea tecnológico, sino simbólico.
Durante siglos, asociamos el cielo con lo divino.
Ahora, lo estamos llenando de servidores.
El espacio ya no es solo el nuevo lugar desde donde observamos el universo.
Es el nuevo lugar donde entrenamos a las máquinas que lo interpretan.
Y eso obliga a repensar la palabra conectividad: ya no se trata solo de cables y antenas, sino de una red planetaria y orbital de inteligencia que amplía los límites de lo posible.
Si la nube fue la metáfora de la era digital, el espacio es la metáfora —y el escenario— de la era post-digital.
Food for thought
Cada generación traslada su inteligencia a un nuevo plano.
Los griegos la escribieron en piedra.
Los modernos, en papel.
Los digitales, en la nube.
Y ahora, los orbitales, en el vacío.
No sabemos si esto nos hará más sabios o solo más dependientes.
Pero sí sabemos algo: el futuro no solo está en las estrellas… se está procesando allí.
🌍 El eco del mercado
🧠 OpenAI acelera la guerra de la IA visual. GPT-Image 1.5 llega con generación cuatro veces más rápida y mejor edición. La carrera ya no va solo de texto: la interfaz creativa se convierte en ventaja competitiva.
💰 Amazon estudia invertir 10.000 M$ en OpenAI… usando sus propios chips. Capital y computación se entrelazan: los grandes ya no solo financian IA, la condicionan desde la infraestructura. Mientras Google sigue sacando músculo con sus TPU frente al dominio de Nvidia.
🏗️ OpenAI, demasiado grande para caer. El ecosistema empieza a asumir un riesgo sistémico: una caída de OpenAI sacudiría chips, inversiones y expectativas de mercado.
⚡ Google lanza Gemini 3 Flash y aprieta por precio y eficiencia. Menos coste por inferencia, misma ambición. La batalla se desplaza del “modelo más potente” al “modelo más rentable”.
🎓 Coursera y Udemy se fusionan por 2.500 M$. La educación digital entra en fase de consolidación: escala, datos y distribución pesan más que el catálogo.
🧩 Google quiere más Vibe Coding e integra Opal en Gemini para crear mini-apps con IA. El “vibe-coding” baja la barrera de entrada: construir software empieza a parecerse a escribir prompts.
🇨🇳 China sufre el cuello de botella de memoria: Xiaomi y Honor suben precios. La escasez de chips vuelve a trasladarse al consumidor. El hardware sigue siendo rehén de la cadena de suministro.
🔐 Crear apps cifradas podría considerarse actividad hostil en Reino Unido. La presión regulatoria contra el cifrado se intensifica. Privacidad y seguridad nacional chocan de frente.
🧪 Extensiones de navegador recopilan conversaciones completas con IA. Ocho millones de usuarios expuestos sin saberlo. La fuga de datos ya no viene solo de las plataformas, sino de su periferia.
🛡️ La IA multiplica la superficie de ataque a la que están expuestas las empresas. El último informe de Palo Alto Networks advierte: cada nueva carga de IA altera el perfil de riesgo. La seguridad deja de ser una capa y pasa a ser un sistema vivo que evoluciona al ritmo de los modelos.
Déjame recordarte que si te gusta la tecnología, el podcast de Código Abierto también puede ser una buena opción.
Si algo de lo que has leído te ha removido, dímelo.
Ya sabes que estoy al otro lado si quieres comentar, discrepar o simplemente saludar.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
PD 1. Si te interesa este tema, echa un vistazo al episodio de Código Abierto sobre “La infraestructura invisible: el alma de Internet”. Hablamos justo de cómo la nube se ha convertido en el nuevo tejido del mundo.
PD 2. Lecturas recomendadas:
Where Is My Flying Car? – J. Storrs Hall (sobre utopías tecnológicas incumplidas)
The Space Barons – Christian Davenport (la rivalidad Bezos–Musk)
Astroball – Ben Reiter (una visión sobre cómo los datos también conquistaron el espacio)
PD3. Hablando de Data Centers y el espacio, déjame recuperar este Tweet de David Arcos que compartía el otro día, la web a la que enlaza no tiene desperdicio y derrumba muchas de las hipótesis de la edición de hoy.



