Bienvenido una semana más a la newsletter de Innovation by Default 💡. Otra semana más, Álex Fuenmayor (@adefuros) al mando de la nave.
Esta semana me gustaría explorar cómo diferentes áreas de nuestro día a día pueden ayudarnos a entender mejor lo que sucede a nuestro alrededor.
Nuestras conquistas y pérdidas no son fruto de la casualidad. Por mucho que nos esforcemos en controlar todas y cada una de las variables que suceden a nuestro alrededor, debemos asimilar que muchas escapan a nuestro control y entendimiento.
Aun así, es importante tener en cuenta que, con el paso de los años, nuestra civilización no deja de eliminar más y más incógnitas de la ecuación de la vida y nuestra existencia. Los avances científicos y nuestro entendimiento de lo que sucede en el universo nos acercan a controlar y mitigar los riesgos y amenazas que acechan nuestro bienestar, aunque algunos los hayamos incluso generado nosotros mismos. ¡Maldito cambio climático!
Podríamos decir que todo progreso es el resultado de la actividad humana, y en concreto de una única actividad: la búsqueda de explicaciones. Nuestra curiosidad es insaciable, a lo mejor es porque todavía quedan muchas respuestas por responder.
David Deutsch sostiene que la creatividad humana abre oportunidades ilimitadas de progreso, haciendo del conocimiento el "principio del infinito." Esta semana ahonderemos en como el conocimiento y nuestra curiosidad innata, han sido los que nos ha llevado a la casilla de salida de esta carrera del progreso que no deja de ser el comienzo del infinito (The beginning of Infinity).
Esta aproximación nos lleva al siguiente punto, según David Deutsch todo lo importante es comprensible por un solo ser humano. Para él, lo "importante" son las teorías fundamentales que rigen la realidad, bueno realmente la física que podríamos llegar a decir que es su realidad. Se centra en cuatro teorías: la epistemología, la teoría de la evolución por selección natural, la teoría cuántica (que incluye la relatividad y otras físicas) y la teoría de la computación, que también abarca su teoría de la computación cuántica.
Pero antes de comenzar, permíteme compartir contigo algunos de los contenidos que he publicado en LinkedIn esta semana: diferentes posts en los que he hablado sobre innovación y tecnología, que podrían interesarte también:
Acompáñame una semana más en la búsqueda infinita de la realidad, porque como dijeron Mulder y Scully: "La verdad está ahí fuera". O mejor dicho, en los siguientes párrafos. 👇
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El conocimiento no sólo viene de la experiencia, sino también de las teorías
Desde el comienzo de los tiempos, la humanidad ha buscado seguridad: seguridad física refugiándose en las cuevas, pero también seguridad psicológica. Creo que las religiones y las comunidades cumplen en parte esa segunda función de seguridad psicológica, ofreciendo un lugar seguro donde explicar aquello que nuestro conocimiento actual es incapaz de resolver.
En los últimos dos siglos, la ciencia ha empezado a llenar el vacío que la religión ya no podía cubrir, y los avances científicos nos han situado en la línea de salida hacia ese conocimiento infinito. Al igual que la historia del prisionero que te dejo a continuación.
Un prisionero ha sido condenado a muerte por un rey tirano, pero consigue que se suspenda su ejecución prometiendo enseñar a hablar al caballo favorito del rey en el plazo de un año.
Un compañero le pregunta: "¿Qué te ha llevado a hacer semejante trato?".
El prisionero responde: "En un año pueden pasar muchas cosas. El caballo puede morir. El rey puede morir. Yo puedo morir. O puede que consiga que el caballo hable".
Esta historia es una muestra de optimismo, porque aunque el prisionero no sabe cómo enseñar a hablar al caballo en ese momento, espera poder hacerlo en el futuro. No cree que haya limitaciones para la creación de conocimiento.
Al final, puede que descubra o no cómo enseñar a hablar al caballo. Pero puede que descubra algo más. Puede que aprenda a hacer que parezca que el caballo habla, o que piense en algo que haría al rey aún más feliz que un caballo que habla.
La innovación ha estado vinculada a la humanidad desde el principio de los tiempos, desarrollando diferentes utensilios y ayudándonos, a través de la observación y el método de prueba y error, a ir resolviendo partes del rompecabezas 🧩 del día a día. Cuando conseguimos estar a salvo como especie, esa seguridad física que comentábamos, gracias a la comunidad, empezamos a tener miras mayores, preocupaciones adicionales y nos vimos obligados a desarrollar otras formas de seguir progresando. Puede que así llegara la ciencia básica y el método científico. Pero antes tuvimos que crear un sistema que nos permitiese transmitir y hacer perdurable ese conocimiento más allá de nuestra efímera existencia.
De hecho, las culturas están formadas por ideas longevas que se transmiten de persona a persona. Se denominan memes y hacen que sus poseedores se comporten de forma similar en determinados aspectos. Ejemplos de grupos de memes que definen el comportamiento son los valores compartidos de una nación, la capacidad de comunicarse en un idioma determinado y la apreciación de un estilo musical concreto.
Diferentes grupos de memes significan diferentes culturas
Los sistemas de conocimiento, como la escritura, se han desarrollado de forma incremental. Inicialmente, los sistemas de escritura usaban pictogramas para representar palabras. Con el tiempo, en lugar de añadir nuevos pictogramas, se añadieron reglas para combinar los existentes y representar nuevas palabras. Sin embargo, el verdadero salto cualitativo en el sistema de conocimiento se produjo con la invención del alfabeto. A diferencia de los pictogramas, que están limitados a significados específicos, el alfabeto permite combinar símbolos para crear cualquier significado. Este avance no solo amplió el alcance del sistema, sino que también hizo posible la creación de nuevas formas de conocimiento.
Y ese podríamos llegar a decir que es el objetivo final de esta batalla: ganar tiempo en la carrera del infinito, poder hacer más con el mismo tiempo que tenemos para llegar a nuestro destino. ¿Pero cuál es nuestro destino?
La realidad es que cada uno tenemos el nuestro. Vivir en sociedad es la forma más sencilla de llegar a los objetivos que tenemos en común; la globalización ha creado una cultura e identidad general de la humanidad. Y en ese juego infinito de comprender mejor lo que hay ahí fuera y ganar tiempo como especie y como individuos, hemos de fijar esos objetivos comunes. Un ejemplo evidente son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), definidos por las Naciones Unidas.
Es este punto creo que hemos sido capaces de avanzar en los últimos años, la toma de decisiones grupales, llevando la contraria al economista Kenneth Arrow, quien en 1951 hizo algo radical para la época.
Demostró un teorema que parece negar la posibilidad misma de la democracia representativa. Su argumento era que la toma de decisiones conjunta, el proceso en el que varias personas se ponen de acuerdo sobre algo para un grupo, es necesariamente irracional.
Para demostrar su teorema, Arrow estableció cinco principios elementales que consideraba necesarios para que los grupos tomen decisiones racionales y democráticas sobre sus preferencias de forma que reflejen la "voluntad del pueblo". Pero déjame que lo expresemos viendo a mi hijo y sus amigos decidiendo a qué videojuego van a jugar esta tarde.
Imagina que estás con tus amigos y quieren decidir a qué videojuego jugar. Cada uno tiene sus preferencias: a uno le gusta más el "Fortnite", a otro "Minecraft", y a otro "Among Us". Quieren encontrar una forma justa de decidir a qué jugar, donde todos tengan en cuenta sus preferencias.
El teorema de la imposibilidad, propuesto por un matemático llamado Kenneth Arrow, básicamente dice que no hay una forma perfecta y justa de tomar esa decisión que cumpla con ciertas reglas que todos consideraríamos "justas" o "lógicas". Por ejemplo, si la mayoría prefiere "Fortnite", deberían jugar a eso, pero al mismo tiempo, si a alguien no le gusta en absoluto, su opinión también debería contar de alguna manera.
Arrow identificó algunas reglas básicas que un sistema "justo" debería tener, como que si todos prefieren una opción, esa debería ser la elegida. Pero luego demostró que no hay un método de votación que cumpla con todas esas reglas al mismo tiempo.
En resumen, el teorema de la imposibilidad nos dice que encontrar la forma perfecta y justa de tomar decisiones en grupo es, bueno, imposible si queremos seguir ciertas reglas básicas de justicia y lógica.
Como te decía, Arrow en 1951 publicó su obra más importante, Elección social y valores individuales, en la que expuso su "teorema de la imposibilidad", según el cual resulta inviable elaborar una función de bienestar social a partir de funciones de bienestar individual sin infringir ciertas condiciones mínimas de racionalidad y equidad; por esta obra se reconoce a Kenneth Arrow como el fundador de la moderna teoría económica de la elección social.
Sin embargo, Arrow demostró que es imposible definir las preferencias del grupo de forma que se cumplan los cinco principios, lo que hace que la toma de decisiones conjunta sea necesariamente irracional. Este descubrimiento le valió el Premio Nobel.
El sentido común dice que, cuando tomamos una decisión, sopesamos las pruebas que presenta cada opción. Pero hay algo fundamentalmente erróneo en esta percepción de la toma de decisiones: concibe la toma de decisiones como un proceso de selección entre las opciones existentes. Sin embargo, en el núcleo de la toma de decisiones está la creación de nuevas opciones y el abandono o modificación de las existentes. Así que no se trata de una mera comparación racional.
El Teorema de la Imposibilidad de Arrow se basa en cinco principios o condiciones que un sistema de votación "ideal" debería cumplir. Aquí te los explico:
1. No dictatorial: No debe haber un solo individuo cuya preferencia siempre prevalezca sobre las demás, es decir, no debe haber un "dictador" que decida todo.
2. Pareto eficiente o unanimidad: Si todos los votantes prefieren una opción A sobre una opción B, entonces el resultado final también debería preferir A sobre B.
3. Independencia de alternativas irrelevantes: Si se añade o quita una opción, no debería cambiar el orden de preferencia entre las opciones que quedan. Por ejemplo, si estás eligiendo entre pizza y hamburguesa y de repente se añade la opción de sushi, eso no debería afectar tu elección original entre pizza y hamburguesa.
4. Transitividad: Si la opción A es preferida a la opción B, y la opción B es preferida a la opción C, entonces la opción A debe ser preferida a la opción C.
5. Universalidad: El método de votación debe ser capaz de ordenar cualquier conjunto posible de preferencias en una lista única de resultados, es decir, debe funcionar para cualquier combinación de votos.
Arrow demostró que no existe un sistema de votación que cumpla con todas estas condiciones a la vez, lo que nos lleva al dilema de que no hay una forma "perfecta" y "justa" de tomar decisiones en grupo.
En esa observación y búsqueda del consenso, David Deutsch, piensa que los humanos somos parte activa del proceso, no meros observadores. Llevando la contraria a los empiristas, quienes apoyan que nuestra mente es como un papel en blanco en el que se escriben las experiencias sensoriales. Esto significaría que somos receptores pasivos del conocimiento, no sus creadores.
Según Deutsch, “experimentar no es la única forma de saber”.
Así pues, aunque la experiencia es esencial para la ciencia, no es la fuente de la que se deriva el conocimiento. Si lo fuera, nuestro conocimiento se limitaría a lo que aprendemos contemplando el mundo que nos rodea.
Pero tenemos referencias de como hemos avanzado sin necesidad de experimentar físicamente, y es el caso de los "experimentos mentales" de Albert Einstein son famosos por su capacidad para desafiar las nociones convencionales y ayudar a desarrollar nuevas teorías. Estos experimentos no se realizaron en un laboratorio físico, sino en la mente de Einstein. Algunos de los más conocidos son el del tren y la relatividad o el del ascensor en el espacio, o el famoso gato de Schrödinger.
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No podemos saber lo que descubriremos en el futuro, pero puede que todo sea posible.
En 1789, el economista Thomas Malthus sostuvo que la humanidad dejaría de progresar definitivamente en el siglo XIX.
Calculó que el crecimiento exponencial de la población de la época estaba alcanzando el límite de la capacidad del planeta para producir alimentos.
Pero Malthus se equivocó por un hecho fundamental de la condición humana: Aún no sabemos lo que aún no hemos descubierto. Y como sí sabemos, hemos avanzado mucho desde los tiempos de Malthus.
Básicamente, esto es lo que se recogía en la historia del rey y el caballo parlante: con cada descubrimiento, con cada nuevo sistema, lo que estamos ganando como sociedad es tiempo para conocer más y hacer que todo lo que pensamos pueda llevarse adelante.
Los avances en ciencia, en nuestra sociedad, son en parte gracias a la invención de la escritura, que permitieron perpetuar ideas y descubrimientos más allá de sus descubridores. Funciona igual que nuestro cuerpo. Los cerebros humanos y las moléculas de ADN tienen muchas funciones, pero una de las más fundamentales es el almacenamiento de información. Y lo que es más, los tipos de información que almacenan - ideas y genes respectivamente - tienden a propagarse replicándose.
Así pues, tanto el conocimiento humano como las adaptaciones biológicas se crean y difunden mediante la replicación. Sin embargo, hay una diferencia importante entre las adaptaciones biológicas y el conocimiento humano: el conocimiento sólo se replica cuando se expresa, mientras que los genes pueden replicarse cuando están latentes.
Según Deutsch, la verdadera fuente de nuestro conocimiento es la capacidad de teorizar y realizar conjeturas. Hemos aprendido como especie a vivir con la incertidumbre.
Conjetura: Juicio u opinión formado a partir de indicios o datos incompletos o supuestos.
Aunque no puedo hablar por él, su enfoque general sugiere que estaría de acuerdo con la idea de que, dado que no podemos saber lo que descubriremos en el futuro, deberíamos mantener una actitud optimista sobre las posibilidades.
Deutsch argumenta que con la "creación de conocimiento" adecuada, podemos resolver cualquier problema. En su libro, El comienzo del infinito, plantea que no hay límites para lo que podemos entender y que cualquier pregunta que podamos formular tiene una respuesta, aunque no la conozcamos todavía. Según esta perspectiva, el conocimiento y la comprensión son potencialmente infinitos.
Por lo tanto, es probable que Deutsch vea el optimismo como una actitud racional y productiva hacia el futuro y la adquisición de conocimiento. Probablemente estaría de acuerdo en que, aunque no podemos prever lo que descubriremos, esta incertidumbre es una razón para ser optimistas, no pesimistas, sobre lo que la humanidad puede lograr.
Al menos, yo también quiero pensar como él. Pero hay veces que la realidad nos da una bofetada 👋 y nos recuerda que no somos inmortales.
Pero hay otras aproximaciones más pesimistas acerca de nuestra existencia. El famoso físico Stephen Hawking dijo una vez que los humanos son "sólo una escoria química en la superficie de un planeta típico que está en órbita alrededor de una estrella típica en las afueras de una galaxia típica". En resumen, no hay nada significativo en los humanos a escala cósmica.
Cuando observamos los fenómenos cósmicos, como las inmensas explosiones estelares, nuestros conocimientos parecen bastante insignificantes. Pero pensemos en el largo plazo: un día los conocimientos humanos podrían ayudarnos a colonizar otros sistemas solares, e incluso a aprender a controlar poderosos procesos físicos como las explosiones estelares; un día podríamos incluso optar por evitar una explosión estelar si amenaza a un planeta colonizado por humanos. Esto significaría muy concretamente ejercer nuestra influencia a nivel cósmico, esta aproximación de David Deutsch es bastante más optimista en lo que se refiere a las capacidades humanas, que la de su colega Hawking.
Como se suele decir, “El cielo es el límite”, tal y como escribía Wayne Dyer en su libro.
Y yo tengo esa sensación en los últimos años: la rapidez con la que estamos consiguiendo adaptarnos y superar las barreras que nos vamos encontrando es sorprendente. Creo y quiero seguir siendo optimista con la humanidad y nuestra sociedad; el COVID fue muestra de ello. Puedes quedarte con el lado negativo, comportamientos inadecuados, egoísmos, etc., o ver el vaso medio lleno, con la solidaridad y el esfuerzo del colectivo sanitario o la carrera por desarrollar la vacuna que nos ha llevado a donde estamos hoy. Lo mismo está pasando a nivel tecnológico con la inteligencia artificial; quiero ver el lado optimista de esta tecnología.
En 1965, el destacado físico Richard Feynman escribió: "Tenemos suerte de vivir en una época en la que seguimos haciendo descubrimientos. Es como el descubrimiento de América: sólo se descubre una vez". Pero Feynman cometió un error de razonamiento muy común: Olvidó que el propio concepto de "ley" de la naturaleza no está tallado en piedra. Las leyes de la naturaleza las enunciamos nosotros, que no deja de ser nuestro entendimiento y visión.
A finales del siglo XIX, las leyes físicas clásicas descubiertas por Newton se concebían como verdades últimas y fundamentales, y quedaba poco por descubrir.
Por ejemplo, en 1884, el físico Albert Michelson predijo que "la posibilidad . . . de nuevos descubrimientos es excesivamente remota . . . Nuestros futuros descubrimientos deben buscarse en el sexto lugar de los decimales". Aunque los físicos ya eran conscientes de algunos problemas teóricos relacionados con las leyes de Newton, se pensaba que podrían resolverse con unos pequeños retoques en algunas ecuaciones.
Pero no fue así, como pronto demostrarían las revolucionarias explicaciones de Einstein.
Incluso hoy, las teorías científicas no son verdades absolutas, porque nuestras mejores teorías no se llevan bien.
En la actualidad, la física tiene dos interpretaciones del mundo: la teoría cuántica, que explica el comportamiento de las partículas a escala atómica y subatómica, y la teoría general de la relatividad de Einstein, que (a grandes rasgos) describe la gravedad. Pero como las dos teorías operan a escalas muy diferentes, son radicalmente incompatibles por el momento.
Y no podemos saber qué descubrimiento científico aclarará esta incoherencia, porque los futuros descubrimientos científicos aún no son imaginables.
Por ejemplo, Michelson ni siquiera habría puesto la expansión del universo o la existencia de universos paralelos en una lista de descubrimientos "remotamente posibles". Sencillamente, no podía concebirlos en su totalidad, porque el futuro es imprevisible.
Sin embargo, preguntarse qué hay más allá del presente da lugar a conjeturas y especulaciones. Esto es vital para el avance científico, ya que toda idea imprevisible comienza como una chispa de especulación.
Food for thought
El progreso humano depende de la creación de conocimiento. Derivamos nuestro conocimiento no sólo de las experiencias sensoriales, sino de la búsqueda del pensamiento crítico, las conjeturas y las buenas explicaciones.
No existe ninguna limitación necesaria para el progreso humano y la creación de conocimiento. Este carácter ilimitado de la creación de conocimiento es el "principio del infinito" que hace al ser humano significativo en el esquema cósmico de las cosas.
Otro de los aprendizajes que podemos extraer de la aproximación al conocimiento de David Deustchm es que para superar los problemas, ¡sé optimista!
David cree en dos principios fundamentales:
Los problemas son inevitables.
Los problemas tienen solución.
Estos dos principios encapsulan la forma optimista de pensar. Ser optimista no significa negar que vayan a surgir problemas. Más bien significa creer que todos los males existentes se deben a un conocimiento insuficiente. Con el conocimiento adecuado, todos los problemas -y por tanto todos los males- pueden superarse.
Esta mentalidad abierta conduce por sí misma a nuevas formas de crear conocimiento, así que si quieres progresar, ¡empieza a ver el lado bueno de la vida!