Esta entrada posiblemente debería haber sido publicada la semana pasada; sin embargo, en mi caso, la vuelta real a la rutina no comienza hasta que los niños regresan al colegio y la dinámica familiar vuelve, de forma orquestada, a formar parte de la vida de todos.
Leerás mucho estos días sobre si es en enero o en septiembre cuando nos planteamos qué queremos ser de mayores; para muchos, como en mi caso, hay otros momentos similares en el calendario: el cierre del año fiscal suele ser otro momento de reflexión y toma de decisiones.
Sin embargo, con el paso de los años, en mi caso, estos momentos han dejado de tener especial relevancia. Posiblemente se deba a mi experiencia particular: intento evitar momentos de reflexión puntuales, críticos, aquellos de los que he hablado hace un momento. Esos en los que acabamos teniendo la sensación de tener que tomar el control de la nave porque se ha desviado mucho de adonde creíamos que debía llevarnos.
Pienso que, para vivir en esa paz mental y no tener que evaluar continuamente si vamos bien, mal o regular respecto a esa persona que queríamos ser de mayores, hemos de intentar tomar el control de cada una de nuestras pequeñas acciones.
Está bien fluir, dejarse llevar; a mí me gusta. Pero la realidad es que, si te dejas llevar por el día a día, las obligaciones, las prioridades de tu jefe o de un cliente, e incluso lo que tus padres o familiares creen que es lo mejor para ti, acabarás siendo todo menos lo que tú tenías pensado para ese yo de 2050.
Este mismo ejercicio lo hice durante años; con el paso del tiempo he repasado ese Álex de 2015, el Álex de 2018 o el de 2020. Y, en mayor o menor medida, podría decirte que esas versiones de Álex en aquellos multiversos que mi Álex del pasado imaginó, por suerte o por desgracia, no difieren mucho entre ellas ni de la que soy hoy en 2025.
Hoy me gustaría hacer un repaso de algunos aprendizajes que he podido recoger a lo largo de las diferentes entradas de esta newsletter, para ver si a ti también te pueden ayudar a pensar en sistemas, hábitos y no únicamente en metas u objetivos.
Sobre hábitos y rutina
Una de las formas más sencillas de evitar las distracciones es entender cómo funciona nuestra cabeza y qué podemos hacer para que los ladrones de tiempo que nos merodean en el día a día no nos asalten.
En una de las entradas más exitosas de la newsletter: Infancias robadas por las pantallas, precisamente hablaba de algunos aprendizajes que podríamos sacar del libro Hooked de Nir Eyal.
En esta entrada recogía cómo se forman hábitos con el modelo:
Trigger → Acción → Recompensa variable → Inversión.
Precisamente conocer este proceso es importante para poder entender cómo usarlo en positivo (hábitos personales y de equipo).
Qué aprendizajes podemos aplicar en nuestro día a día:
Entender cuáles son los triggers deliberados al volver de vacaciones
Buscar quick-wins con micro‑acciones de 2 minutos
Buscar recompensas que no se apoyen en el chute dopamínico (progreso visible)
Tener “skin in the game”: involucrate en aquello que te importe, piensa en la pérdida o ganancia de lo que estás haciendo en el momento a largo plazo.
Aplicación a sistemas: Para evitar la pereza lo mejor es diseñar un loop mínimo para arrancar la rutina semanal/diaria. Para activarte cuanto antes y no perder el tiempo con otras distracciones, mails, noticias, mensajes de Slack,…
Justo a la semana siguiente, retoma este mismo tema de la creación de hábitos, esta vez desde el otro lado del espejo. En Recuperando el Control pasamos al lado bueno del conductismo, donde Nir Eyal en Indistractable nos enseña cómo defendernos de esos ladrones de tiempo y de las artimañas que usan aquellos que hacen de la tecnología una droga.
Qué aprendizajes podemos aplicar en nuestro día a día: Para domar la distracción hay algunas herramientas que nos pueden ayudar en el día a día como son el timeboxing, pactos de esfuerzo y entornos que reducen la fricción.
Aplicación a sistemas: Trabaja en sprints sin distracciones, desactivando las notificaciones o activando modos de concentración en tus dispositivos. Para poder sacar el máximo de estas iteraciones, recuerda la leyes de Parkinson.
Primera ley: “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”
Segunda ley: “Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”
Tercera ley (ley de trivialidad): “El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia”
Sobre sistemas y proceso
Una de las partes más importantes de crear sistemas de trabajo, en mi opinión, es la búsqueda de la eficiencia y flexibilidad. Creo que una de las cosas que más tiempo nos merma es la toma de decisiones, por ello hace unos meses hablaba sobre ello en: Decisiones inteligentes en mundos inciertos, en esta entrada hablaba sobre ese proceso de cómo tomar mejores decisiones cuando uno no tiene toda la información a su disposición.
Para ello robaba (como un artista) alguno de los aprendizajes que se podían extraer de Thinking in Bets (Annie Duke).
Qué aprendizajes podemos aplicar en nuestro día a día: Establecer sistemas de decisión:
Tener nuestra bitácora de decisión, a modo de logs
Simplificar decisiones basadas en el proceso → resultado
Calibra el sistema con el conocimiento de nuestro histórico
Aplicación a sistemas: Estableces tu revisión semanal con mini post‑mortems; evalúa probabilidad explícita de cada acción antes de actuar, ¿qué impacto real tendría la decisión que vas a tomar? Recuerda:
“El 99% de las cosas que temes nunca suceden” - Mark Twain
Espero que este enfoque te ayude a superar el famoso y temido mantra de la parálisis por el análisis, que muchos de nosotros y las organizaciones donde trabajamos adolecemos.
También déjame recordarte que si te gusta la tecnología, el podcast de Código Abierto también puede ser una buena opción.
Food for thought
En resumen, no te obsesiones con el inicio de curso o con el año nuevo; cualquier momento es bueno para cambiar y empezar de cero.
Lo más importante es conocerte a ti mismo, saber qué te gusta y cuáles son tus valores, e intentar ajustar tu sistema de hábitos para que todo lo que hagas esté en sintonía con tu visión del mundo.
Si sigues esta sencilla guía, estarás más cerca de ser quien anhelas ser. Eso sí, muchas veces idealizamos determinadas funciones, puestos o actividades, pero no puedes saber si lo son o no para ti hasta que las vives en primera persona. Recuerda que muchas veces es más fácil saber lo que no queremos que lo que queremos.
Y, por último y más importante, relájate y disfruta. El aprendizaje y el rendimiento surgen cuando todo fluye de forma natural; no finjas ni fuerces situaciones. Darás lo mejor de ti cuando olvides el objetivo o la meta que persigues.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.



Gracias por los típs Alex! A mí cada vez me cuesta más la “vuelta al cole” y tú newsletter ayuda ☺️