Bienvenidos a un nuevo episodio. Hoy vamos a hablar sobre liderazgo, pero no desde una perspectiva convencional, sino desde la mente de uno de los empresarios más audaces, excéntricos y exitosos del mundo: Richard Branson.
Branson, fundador del Grupo Virgin (del que ya hablamos en esta newsletter), ha construido un imperio de más de 400 empresas, desde aerolíneas, pasando por viajes espaciales. ¿Cuál es su secreto? ¿Qué lo hace diferente de otros líderes? Hoy exploramos El Estilo Virgin, el libro en el que nos cuenta todo lo que ha aprendido sobre liderazgo, éxito y, sobre todo, hacer las cosas a su manera.
Branson, fundador del Grupo Virgin (del que ya hablamos en esta newsletter)ha construido un imperio de más de 400 empresas, desde aerolíneas hasta viajes espaciales. ¿Cuál es su secreto? ¿Qué lo hace diferente de otros líderes? Hoy exploramos “The Virgin Way”, el libro donde nos cuenta todo lo que ha aprendido sobre liderazgo, éxito y, sobre todo, sobre hacer las cosas a su manera.
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El liderazgo de Branson tiene raíces profundas. Según él mismo describe, es un liderazgo basado en la compasión. Y todo comienza con su infancia.
Cuenta que, cuando era niño, solía robar monedas a sus padres para comprar chocolates. Un día, el dueño de la tienda le contó a su padre lo que estaba pasando. Pero en lugar de castigarlo, su padre simplemente le dio el silencio total por un día. Sin gritos, sin sermones. Branson entendió la lección: no quería decepcionar a su padre.
Años más tarde, ya como empresario, aplicó la misma filosofía. Cuando descubrió que un empleado estaba robando discos en Virgin Records, en lugar de despedirlo, le dio una segunda oportunidad. Ese empleado terminó descubriendo a artistas como Boy George y fue clave en el éxito de la compañía.
Su estilo contrasta con el de otros líderes como Donald Trump, quien hizo famoso el “You’re fired!” en televisión. Branson, en cambio, apuesta por la confianza y la empatía.
Durante su carrera, ha remarcado la importancia de saber escuchar como una de las habilidades olvidadas del buen líder.
Si pensamos en grandes líderes, seguramente recordamos sus discursos: Churchill, Kennedy… pero rara vez pensamos en ellos como grandes oyentes.
Branson cree que la escucha activa es un superpoder empresarial. Desde joven, desarrolló el hábito de tomar notas en cuadernos y capturar ideas valiosas.
Un ejemplo interesante: cuando Branson daba una conferencia en Grecia, un joven en el público destacaba por hacer preguntas inteligentes, anotar respuestas y seguir con más preguntas profundas. Ese joven era Sir Stelios Haji-Ioannou, fundador de EasyJet. Su éxito, según Branson, es prueba de que escuchar y aprender de otros puede cambiarlo todo.
Además, es de los que piensan que el trabajo no solo puede, sino que debe ser divertido. Branson cree que una empresa exitosa debe ser divertida.
Desde sus inicios en Virgin Records, su equipo trabajaba en sofás y puffs, escuchando música y divirtiéndose mientras trabajaban. Su filosofía es clara: la creatividad florece cuando la gente disfruta lo que hace.
Otras empresas han seguido este camino. Southwest Airlines, por ejemplo, ha incorporado el humor en su cultura. Sus asistentes de vuelo incluso han llegado a esconderse en los compartimientos superiores para sorprender a los pasajeros.
¿El resultado? Southwest Airlines ha sido rentable durante 40 años consecutivos en una industria donde la mayoría de las aerolíneas pierden dinero.
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No cabe duda de que la suerte desempeña un papel en nuestras vidas. Sin embargo, sin valentía y una buena preparación, la suerte puede escapar fácilmente a las puertas de la oportunidad. Hay quien cree que la suerte favorece a los valientes. Branson es uno de ellos: cree que la suerte no es solo cuestión de azar, sino de estar preparados cuando llega la oportunidad.
En los primeros tiempos de la empresa, su primer álbum fue Tubular Bells, de Mike Oldfield. Branson tenía dificultades para vender el álbum a Ahmet Ertegun, el jefe de Atlantic Records en Estados Unidos, a pesar de que era un éxito en el Reino Unido.
Branson no dejaba de llamarle por teléfono para que escuchara el álbum. La suerte quiso que, el día que Ertegun estaba escuchando el álbum, entrara en la sala William Friedkin. Al escuchar la música de Mike Oldfield, no lo dudó ni un segundo: lo que estaba sonando sería la banda sonora de su próxima película, El exorcista. El resto es historia.
La pregunta que queda en el aire es: ¿habría escuchado Ertegun el disco si Branson no le hubiera insistido? Por lo tanto, aunque la presencia de Friedkin en ese preciso momento fue una suerte, fue la preparación de Branson para seguir impulsando el álbum lo que le dio la oportunidad de éxito.
Pero, ¿cómo se relacionan la valentía y la suerte? La relación entre ambas se explica bien por la experiencia que vivió Antonio, un amigo de Branson, cuando era estudiante en la Universidad de Stanford.
Antonio, mientras esperaba en la cola del cine, entabló conversación al azar con un desconocido. Antonio y el desconocido, que también resultó ser un estudiante, salieron a tomar un café. Durante la conversación, el estudiante le habló de una empresa que iba a crear con otro amigo.
A Antonio le gustó la idea y pensó que tenía potencial. Así que se arriesgó a invertir 10.000 dólares (que había ahorrado para un coche nuevo) en su nuevo amigo. Lo que le sirvió para tener una acción de lo que luego sería una de las empresas más icónicas del siglo XX.
Ese estudiante que Antonio conoció era Sergey Brin, y la empresa, como no, era Google. Esa acción, que hoy asciende a miles de millones de dólares, fue el resultado de la pura suerte de que Antonio fuera a tomar un café. Sin embargo, sin el coraje de Antonio y su valentía a la hora de asumir riesgos, la mera suerte no le habría convertido en multimillonario.
Branson admite que, en sus primeros años, tomaba decisiones impulsivas. Algunas salieron bien, como Virgin Atlantic, pero otras fracasaron estrepitosamente, como Virgin Cola y Virgin Brides. Pero esos fallos le permitieron desarrollar una suerte de habilidad, llamémosle instinto, que él dio en llamar procrastinación estratégica.
Con el tiempo, aprendió que las mejores decisiones requieren tiempo. Un ejemplo de ello sucedió en 2007, cuando Goldman Sachs le ofreció a Virgin invertir en un producto financiero “prometedor”.
Branson dudó. Investigó. Y rechazó la oferta.
Ese producto resultó ser hipotecas subprime, el detonante de la crisis financiera de 2008. Virgin evitó perder millones simplemente por tomarse el tiempo de analizar mejor la oportunidad.
Si hay algo que define a Branson es su capacidad para desafiar lo establecido. Romper con la sabiduría convencional.
Cuando decidió abrir una tienda en Times Square en los 90, todos le dijeron que era una locura: en ese entonces, el lugar era peligroso y nadie quería ir. Pero Branson confió en su instinto.
El resultado: la tienda facturaba más de un millón de dólares por semana y ayudó a la transformación de Times Square en la zona turística que conocemos hoy.
Otro ejemplo, mientras otras aerolíneas ignoraban la experiencia de los pasajeros en tierra, Virgin creó lujosos lounges en los aeropuertos con masajes, comidas gourmet y servicios premium. Los clientes de otras aerolíneas comenzaron a cambiarse a Virgin solo por esta experiencia.
Para cerrar el repaso al El Estilo Virgin, déjame enfatizar uno de los pensamiento que comparto con Sir. Richard. Y es que Branson opina que el sistema educativo no está preparando adecuadamente a los jóvenes para liderar en el futuro.
Él mismo dejó la escuela a los 16 años porque sentía que no le enseñaban nada útil. Hoy cree que los niños deberían aprender a tomar riesgos, aceptar el fracaso y pensar de manera innovadora.
El mismo es un firme defensor de que los empresarios vayan a las escuelas a contar sus historias. No solo de éxito, sino también de fracasos. Porque ahí están las lecciones más valiosas.
Si algo nos deja claro El Estilo Virgin, es que el éxito en los negocios y en la vida no es solo cuestión de dinero o estrategia. Se trata de escuchar, confiar, innovar y disfrutar el proceso.
Branson nos enseña que ser un líder no es cuestión de autoridad, sino de inspiración. Y que divertirse mientras trabajas no es un lujo… sino la mejor estrategia de éxito.
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