¿Cuánto confías en los sistemas mágicos, metodologías y métodos de gestión de la productividad personal o empresarial, similares a las dietas mágicas para adelgazar? En el ámbito tecnológico, se han popularizado los famosos bootcamps, cursos intensivos que prometen formarte como programador en un lenguaje específico.
La realidad es que las fórmulas mágicas no existen; lo que realmente cuenta es el deseo de hacerlo mejor cada día, identificar tus puntos débiles e intentar mejorar en cada nueva oportunidad: con clientes, compañeros o jefes.
Para lograrlo, no existen recetas mágicas, solo la ambición de superarse constantemente.
Y he aquí otro dilema: más allá de metodologías o metas, está esa la “zanahoria” de los objetivos que nos guía como si fuéramos burros con orejeras, sin cuestionarnos si es lo mejor para nosotros, nuestra empresa o nuestra sociedad. Los objetivos inamovibles no sirven más que como escarnio público o para dar una falsa sensación de auto-satisfacción.
Creo que lo he comentado en otras ocasiones: al igual que en la escuela nos dividen en ciencias o letras, lo mismo ocurre en el trabajo con las distintas funciones, en nuestra casa, en la política, y en muchas otras áreas de nuestra vida.
Esa división, junto con la especialización (a menudo considerada solo para los insectos, según Robert A. Heinlein), es lo que nos ha permitido llegar hasta el día de hoy siendo lo que somos. Sin esto, disciplinas como la medicina, la física o las matemáticas no habrían logrado que avanzáramos como sociedad.
Sin embargo, yo me identifico más con un pato: ese animal que hace de todo un poco desde una perspectiva funcional, pero sin llegar a la excelencia en ninguna actividad.
Hoy hablaremos de cómo alguien puede equivocarse repetidamente y aun así, cuando llega su momento, alcanzar el éxito, sea lo que sea que eso signifique para cada uno. Y de cómo esta combinación de factores hace que se cumpla la famosa frase de Pablo Picasso.
Que la inspiración te pille trabajando.
Así que repasemos junto hoy la historia de Scott Adams y cómo, después de muchos fracasos, un personaje como Dilbert lo lanzó al éxito. Hoy hablaremos de How to Fail at Almost Everything and Still Win Big.
Suscríbete para leer esta y otras muchas historias sobre innovación, tecnología y negocios.
Cómo fracasar en casi todo y seguir ganando a lo grande
Cómo fracasar en casi todo y aún así ganar a lo grande (2013) es un compendio de consejos vitales y profesionales del creador de Dilbert, el popular cómic. Scott Adams explica cómo triunfó como dibujante y empresario, no a pesar de sus fracasos, sino gracias a ellos. También comparte sus secretos para mantener altos niveles de energía y utilizarlos para alimentar una vida de aprendizaje y mejora constantes.
Sobre el autor
Scott Adams es el creador de Dilbert, una famosa tira cómica que muestra aspectos humorísticos de la vida en la oficina. Se ha publicado en todo el mundo y en innumerables periódicos. También es autor de muchos libros, entre ellos el best seller del New York Times Win Bigly.
La historia de mi (su) vida
Entra en una librería. Mira los estantes de autoayuda. Páginas y páginas hablan de establecer metas, de alcanzar objetivos. Nos prometen un cambio de vida, una dirección, un propósito…”
Pero… ¿qué pasaría si el verdadero secreto no estuviera en esos objetivos, sino en algo mucho más práctico, algo… presente?
Los objetivos tienen dos problemas. Primero, son cosas que siempre están ahí… en el futuro. Nos enfocan hacia algo que no podemos tocar. Segundo, son como una brújula rota; demasiado específicos demasiado limitados. Y es aquí donde los sistemas entran en juego.
Piensa en esto: un sistema es algo que vives hoy. Es una acción, una rutina, un hábito. Algo que haces sin esperar resultados inmediatos… solo disfrutas el proceso, un paso a la vez.
Scott Adams, el creador de Dilbert, descubrió este poder de los sistemas casi por accidente. En un vuelo, un hombre le contó cómo había pasado de ser un empleado común a un CEO. No tenía un objetivo final. Solo tenía un sistema. Iba de un trabajo a otro, buscando siempre aprender algo nuevo. Y con el tiempo, esa acumulación de conocimiento lo llevó a la cima.
¿No te parece liberador? No tienes que lograr “la meta”. Puedes simplemente… mejorar cada día. En lugar de obsesionarte por perder 10 kilos, solo comprométete a hacer ejercicio. Ya sea cinco minutos o una hora. Y listo.
Y lo que es mejor… ¡con los sistemas, te liberas de la tiranía de la perfección! No necesitas ser un experto en todo. Hoy en día, ser un generalista puede ser la clave. Adams no era ni el mejor escritor, ni el mejor dibujante, ni el mejor empresario. Pero combinó esas habilidades y, gracias a esa mezcla, Dilbert nació.
El mundo cambia rápido. La especialización ya no es la única manera. Tener una variedad de habilidades te hace adaptable. Y cada fracaso… sí, cada fracaso te enseña algo.
¿Estás listo para construir un sistema?
Si te gusta lo que estas leyendo, no olvides que también tienes disponible el podcast de Innovation by Default 💡. Suscríbete aquí 👇
Adams lo vivió en carne propia. Intentó negocios, lanzó ideas, incluso creó un producto llamado "Dilburrito"… que fracasó. Pero en lugar de dejarse vencer, aprovechó cada error, cada derrota. Y poco a poco, construyó un conocimiento que, junto a su humor, lo hizo famoso.
Entonces, ¿cómo encuentras tu propio camino? Empieza buscando tus habilidades especiales. Tal vez recuerdes algo que amabas de niño, alguna pasión que te hacía perder la noción del tiempo… Eso, justo eso, puede ser tu talento.
¿Y si no lo encuentras? No pasa nada. Prueba cosas nuevas, explora. No necesitas elegir una carrera de inmediato. Pero cuando encuentres esa chispa, agárrate fuerte. Trabaja en ello y, con el tiempo, encuentra ese “factor X” que dicen los americanos, ese que hace que otros se emocionen contigo.
Y aquí viene algo crucial. Escucha tu cuerpo, sigue tus ritmos. Hay momentos en los que tienes más energía, y otros en los que solo necesitas relajarte. Saber cuándo estás en tu mejor momento, y qué tareas te llenan de energía, puede cambiarlo todo.
Adams se refiere a sí mismo como un “robot blando”. Alguien que sigue una especie de “programación” personal. Sabe que escribir le llena de energía, pero que ir de compras lo agota. Y se ajusta a eso.
Ahora, cuidar tu energía no solo es cosa de tiempos y lugares. También es cosa de lo que comes. La comida influye en el estado de ánimo. Adams dice que prestar atención a cómo te sientes después de comer ciertos alimentos es fundamental. A veces, un poco de picante o algún ingrediente extra en tu brócoli puede hacer maravillas.
Y, claro, el ejercicio. Encontrar un deporte o una rutina que te guste no solo mejora tu salud… también mejora tu ánimo. Y si necesitas algo de apoyo, únete a un grupo. Tener con quién compartir ese momento puede marcar una gran diferencia.
Y ahora, escúchame bien… La motivación no siempre viene de dentro. También está en la energía de las personas que nos rodean.
Los estados de ánimo son contagiosos.
Adams habla de la “energía de asociación.” Así que rodéate de personas que compartan tus ambiciones, tus valores. Gente que, simplemente, te inspire.
Incluso los “delirios” pueden ser útiles. Sí, has oído bien. Todos tenemos pequeñas supersticiones, afirmaciones sin base científica que nos ayudan a sentirnos bien. ¿Por qué no usarlas? ¿Por qué no dejarnos llevar por ese optimismo? Adams tenía una afirmación que repetía cada día: “Yo, Scott Adams, seré un dibujante famoso.”
Así que… ¿quieres un consejo? Deja los objetivos de lado. Crea un sistema que puedas disfrutar cada día, y con el tiempo, verás los resultados.
Encuentra lo que amas, sigue tus ritmos, cuida tu energía, y rodéate de quienes te eleven.
Porque, en el fondo, no se trata de llegar a la meta… se trata de cómo recorremos el camino.
Food for thought
Pero antes de terminar, te dejo los siete aprendizajes principales sobre cómo encontrar el éxito a través del fracaso y los sistemas, en lugar de depender de objetivos específicos. Y que podemos sacar de la experiencia de Adams, aunque ya sabes lo que dice, no se excarmienta en cabaeza ajena.
Fracaso como aprendizaje: Sus múltiples fracasos (despidos, negocios fallidos) le sirvieron para construir su éxito como creador de Dilbert.
Sistema vs. Objetivos: En lugar de enfocarse en metas específicas y a largo plazo, Adams recomienda adoptar sistemas que generen progresos constantes y que puedan integrarse en la vida diaria, brindando satisfacción y motivación continua.
Perfil generalista: En lugar de especializarse en una sola habilidad, es más valioso desarrollar una combinación de habilidades complementarias. Esto permite adaptarse a cambios y destacarse en un mercado competitivo.
Identificar habilidades especiales: Cada persona debe reconocer y combinar sus habilidades únicas, encontrando formas de usarlas para crear algo valioso.
Energía personal y ubicación: Trabajar en momentos y lugares que favorezcan la productividad y la concentración.
Dieta y ejercicio: Mantener una dieta equilibrada y una rutina de ejercicio es clave para mejorar la energía y el estado de ánimo.
Asociaciones y “delirios” motivacionales: Sugiere rodearse de personas que tengan cualidades o estilos de vida que se aspiran, aprovechando así la energía de asociación.
Gracias por acompañarme en este nuevo experimento, ¡y te espero mañana en el Diario de Innovación de Innovation by Default 💡!