¿Alguna vez has sentido que podrías ser una mejor versión de ti mismo, pero no sabes por dónde empezar?
Jon Acuff lo sintió mientras caminaba con su hija por un campus universitario. Ella veía su futuro con ilusión; él solo podía pensar en las oportunidades que dejó pasar. Esa punzada de frustración, ese “¿y si hubiera…?” fue el punto de inflexión que lo llevó a cambiar. Su “antes y después”.
Yo lo entiendo. Como corredor, cuando no tienes una meta clara, entrenar se vuelve una batalla diaria. No aprietas igual en cada uno de los entrenos, cualquier molestia es excusa suficiente y la lluvia se convierte en un “mejor lo dejo para mañana”. Pero cuando hay una fecha en el calendario —como el 27 de abril para mí— y sabes que ese día hay 42 km por delante, todo cambia. No se vuelve más fácil, pero la forma en que enfrentas el proceso, sí es diferente.
Hoy repasamos las claves del libro de Jon Acuff: Una Meta Es Todo Lo Que Necesitas. Quién sabe a lo mejor su historia puede ayudarte a reescribir la tuya.
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Según Jon Acuff, más del 50% de las personas sienten que no aprovechan ni la mitad de su potencial. Es como tener una pila de regalos sin abrir. ¿El motivo? No han definido su meta más importante.
Y sin meta, no hay rumbo.
La propuesta de Jon Acuff es sencilla pero poderosa: elige una sola meta prioritaria. Solo una. Esa que se convierte en tu estrella polar, en tu filtro para decidir qué hacer… y qué dejar pasar.
¿Qué pasaría si cada día se sintiera como un regalo y cada año fuera progresivamente mejor que el anterior?
El potencial es un concepto mal definido, y es difícil actuar sobre algo que no se puede articular con claridad. Por eso usamos los objetivos como guías de nuestro desarrollo. Los objetivos proporcionan la línea de meta concreta de la que carece el potencial. Permiten orientarse en la dirección correcta, medir los progresos y mantener la motivación.
Tendemos a sobrestimar lo que podemos conseguir a corto plazo y a subestimar nuestras capacidades a largo plazo. Un año nos parece eterno, así que amontonamos una montaña de objetivos y propósitos de Año Nuevo para cumplir ahora mismo, sólo para abandonarlos desesperados cuando, inevitablemente, nos retrasamos. El problema no es tener objetivos, sino cómo los fijamos.
Los objetivos de la mayoría de la gente son demasiado vagos, generales y desconectados de la realidad cotidiana.
Normalmente vemos la fijación de objetivos como un hito anual en lugar de como un proceso continuo. Para mover realmente la aguja, se necesita un enfoque diferente de la fijación de objetivos: un sistema. Uno que sea específico y medible, centrado en unas pocas prioridades, revisado y ajustado con regularidad, conectado con tus pasiones y valores, y reforzado por hábitos y comportamientos de apoyo.
Para dar vida a tu objetivo número uno, Jon nos recomienda dividirlo en períodos de noventa días. Doce meses es demasiado tiempo para mantenerse centrado, pero cualquiera puede comprometerse a tres meses de esfuerzo concentrado.
Dentro de cada periodo de 90 días, identifique las 2 o 3 acciones clave que producirán los mejores resultados.
Después de esto, es sólo cuestión de ejecutarlas sin descanso, seguidas de un breve periodo de descanso y recalibración, antes de lanzarse al siguiente sprint de 90 días.
Y es que nuestro potencial no es un recurso finito asignado al nacer, sino una reserva ampliable que crece con cada hito que se alcanza. Todo lo que hace falta es un objetivo, o más exactamente, el objetivo adecuado perseguido de la forma adecuada.
Así que antes de seguir, ¿cuál es ese objetivo principal que tienes que cumplir este 2025?
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Todos tenemos un “yo atascado”. Ese que prefiere la comodidad y se resiste al cambio. Pero hay una forma de esquivarlo: jugar.
Jon Acuff cuenta que empezó un blog sin pretensiones, descubrió que escribir era como un juego. Cada publicación traía feedback, nuevas visitas, mini recompensas. Y ahí entendió algo clave: si conviertes tus metas en juegos, el trabajo duro se vuelve divertido.
Otro ejemplo de cómo gamificar tareas u objetivos poco sexys es el de esa madre que usó post-its para hacer de las tareas del hogar una rifa diaria. O el del jefe que organizó sorteos semanales para premiar mejoras de productividad. Ambas personas usaron la misma estructura: establecieron unas reglas, jugaron con la sorpresa y establecieron un sistema de seguimiento visual para mantener el entusiasmo.
¿La clave según Jon Acuff? Que el progreso sea visible, medible y emocionante.
Gamificar tus metas no se trata de jugar por jugar. Se trata de usar la mecánica del juego para hacer del avance una experiencia placentera y repetible.
Según Jon Acuff: el juego es magia disfrazada de estrategia.
Otra de las claves que destaca Jon Acuff para ser capaz de alcanzar todo tu potencial, es vivir en lo que el llama la zona del potencial.
En lo explica de la siguiente manera, y es que no necesitas ser una tortuga ni una liebre. Solo necesitas moverte con ritmo… y con intención.
Muchos vivimos entre dos extremos: la zona de confort (donde no pasa nada) y la zona del caos (donde pasa todo… y nada se concreta). Entre medias está el verdadero lugar de crecimiento: la zona de potencial.
Ahí es donde entran en juego las metas intermedias: retos de 30 a 90 días, lo bastante grandes para motivarte, pero no tan ambiciosos como para quemarte.
¿La herramienta más subestimada? Los minutos robados. Esos ratos que solemos desperdiciar entre reuniones o al esperar a alguien. Lo que en fútbol se suele llamar los minutos de la basura, esos que pasan cuando ya sabemos que no va a pasar nada. Según el propio Jon Acuff, gracias a estos minutos de la basura, escribió un libro en esos huecos. Quién sabe, a lo mejor tú puedes hacer lo mismo con tus propias metas.
Otra receta que nos deja para conseguir aquello que nos propongamos se basa en estos tres sencillos ingredientes: Empieza pequeño. Repite. Y no subestimes el poder de acumular pequeñas victorias cada 15 minutos.
Tu potencial no está en lo que sueñas. Está en lo que haces hoy, con lo que ya tienes.
Elige una meta. Diseña un juego. Honra tu tiempo. Y repite.
Porque hoy hemos visto, que todo lo que necesitas… es una meta.
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