Cuando miras al cielo nocturno, ¿qué ves?
Un mar infinito de estrellas, brillando como diamantes en un océano de oscuridad. Es hermoso, sí… pero detrás de esa belleza, hay algo más: preguntas.
Preguntas que han desafiado a la humanidad desde el principio de los tiempos:
¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué este universo y no otro? ¿Qué significa todo esto?
Hoy, vamos a intentar responderlas.
Pero no será un viaje cualquiera. Será un viaje hacia el corazón de las ideas de uno de los mayores genios que ha conocido la humanidad: Stephen Hawking.
Hawking, junto con su colaborador Thomas Hertog, dedicó sus últimos años a una pregunta monumental:
¿Y si las leyes del universo no siempre fueron como las conocemos?
Hoy vamos a explorar las últimas ideas de uno de los mayores genios de la historia moderna: Stephen Hawking. Ideas que podrían cambiarlo todo. Su colaborador, el físico Thomas Hertog, nos lleva a los rincones más oscuros y fascinantes del cosmos en su libro Sobre el origen del tiempo (On the Origin of Time, 2023). Este no es un viaje cualquiera. Es un viaje hacia el origen de las leyes que gobiernan el universo mismo.
¿Es posible que las leyes de la física hayan evolucionado junto con el universo, como las especies lo hacen en la biología? Esta pregunta, que desafía las ideas más fundamentales de la ciencia moderna, es el núcleo sobre el que gira todo el libro.
La historia detrás de este libro es tan fascinante como sus ideas. Thomas Hertog comenzó a trabajar con Stephen Hawking en 1998, en la Universidad de Cambridge. Durante quince años, juntos exploraron las fronteras del conocimiento, desafiando las nociones establecidas de tiempo, espacio y física.
Aunque Hawking falleció en 2018, su influencia resuena profundamente en cada página. Este libro no solo recoge el fruto de su trabajo conjunto, sino que también encapsula su espíritu: esa incesante curiosidad por entender el universo en sus términos más fundamentales.
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Nuestra historia de hoy comienza en 1998, en una oficina de la Universidad de Cambridge.
Un joven físico, Thomas Hertog, está frente a un hombre que ya es una leyenda viva: Stephen Hawking.
Hawking, a pesar de estar casi completamente paralizado, no deja que eso lo detenga. Con su voz mecánica, le hace a Hertog una pregunta que cambiaría sus vidas:
“¿Por qué el universo parece estar diseñado para la vida?”
Piénsalo.
Si la gravedad fuera un poco más fuerte, las estrellas colapsarían antes de que la vida pudiera evolucionar. Si las fluctuaciones de temperatura del universo primitivo fueran diferentes, ni siquiera existirían las galaxias.
Es como si las leyes del universo hubieran sido escritas con una precisión casi milagrosa.
¿Por qué?
¿Es obra de un creador? ¿O simplemente vivimos en un multiverso, uno entre infinitos, donde las cosas resultaron ser perfectas para nosotros?
Para Hawking, estas respuestas no eran suficientes. No porque no fueran interesantes… sino porque no podían probarse científicamente. Y para él, una teoría que no puede probarse, no es ciencia.
Entonces, Hawking tomó una decisión radical. Volvió al principio de todo: el Big Bang.
Y ahí, en el origen, hizo un descubrimiento extraordinario.
El tiempo… no siempre ha existido.
Antes del Big Bang, no había pasado. No había futuro. Solo un estado infinitamente denso, donde las leyes de la física no eran como las conocemos.
¿Y si esas leyes no son inmutables?
¿Y si evolucionaron junto al universo?
Como las especies en la Tierra, las leyes del cosmos mutaron en los primeros instantes de la existencia. Seleccionaron un conjunto específico de posibilidades entre infinitas opciones.
Esto sucedió en el mundo de la física cuántica, un lugar tan extraño que nada está definido hasta que lo observamos. Y aquí es donde surge una idea aún más desconcertante.
¿Qué pasa si el universo que conocemos… no es más que una proyección?
Imagínalo.
Un holograma.
Donde todo lo que define nuestra realidad está codificado en algo más simple, como la superficie de un agujero negro.
Desde este punto de vista, incluso el tiempo —esa dimensión que parece tan fundamental— podría ser una ilusión.
Esto cambia todo.
Porque si las leyes del universo evolucionaron, si el tiempo no siempre existió, si nuestra realidad es una proyección… entonces, ¿qué significa todo esto para nosotros?
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Hawking y Hertog no se detuvieron ahí.
Propusieron algo audaz: una teoría evolutiva del universo.
Según esta teoría, cuanto más retrocedes en el tiempo, más simples se vuelven las leyes de la física. Y si llegas al inicio de todo, esas leyes desaparecen por completo.
Esto no es solo un cambio de paradigma.
Es un llamado a replantear cómo entendemos el cosmos. A cuestionar teorías como el multiverso o la teoría de cuerdas, que intentan describir el universo desde una perspectiva omnisciente, como si pudiéramos verlo desde fuera.
Pero, ¿y si eso es imposible?
¿Y si las leyes no son externas al universo, sino que emergen de él, evolucionando junto con su historia?
Sobre el origen del tiempo no es solo un libro de física.
Es una invitación.
Nos pide que dejemos atrás las certezas. Que aceptemos que el universo es más dinámico, más misterioso… y más hermoso de lo que jamás imaginamos.
Stephen Hawking nos enseñó algo invaluable.
Nos mostró que, al final del día, el universo no trata solo sobre galaxias, estrellas o agujeros negros. También trata sobre nosotros. Sobre nuestro lugar en este vasto mar de estrellas.
Y tal vez eso sea lo más valioso de esta obra: no nos da todas las respuestas, pero nos ofrece una nueva forma de hacer preguntas.Stephen Hawking nos enseñó que el universo es un lugar extraño, hermoso y profundamente misterioso. Nos mostró que las leyes que lo gobiernan pueden cambiar, que el tiempo tuvo un principio, y que nuestra propia existencia puede estar entrelazada con el cosmos de maneras que apenas comenzamos a comprender.
Y si hay algo que Hawking nos dejó, es esto:
Nunca dejemos de hacernos preguntas.
Porque las preguntas, no las respuestas, son las que iluminan nuestro camino hacia lo desconocido.
Así que, la próxima vez que mires al cielo nocturno, no solo veas estrellas. Ve un recordatorio de lo pequeños —y al mismo tiempo, lo infinitamente importantes— que somos.
Sigue preguntando. El universo siempre estará ahí, esperando tus respuestas.
Gracias por acompañarme en este nuevo experimento, ¡y te espero mañana en el Diario de Innovación de Innovation by Default 💡!