Cómo te sentirías si fueras el único humano sobre la faz de la tierra. Donde tus vecinos son otras especies… inteligentes, fuertes, incluso más grandes que tú. Pero hoy, tú eres el único que queda.
¿Por qué nosotros? ¿Por qué el Homo sapiens?
Los seres humanos hemos conquistado el mundo. Hemos domado el fuego, explorado el espacio y creado todo tipo de avances, desde la agricultura hasta el internet. Pero no siempre fuimos tan extraordinarios. Hace cientos de miles de años, éramos solo uno más entre varias especies humanas.
Entonces, ¿por qué nosotros? ¿Cómo nos convertimos en la especie dominante? Hoy ordenaremos nuestra historia como Homo sapiens: desde nuestra lucha por sobrevivir hasta nuestra obsesión por inventar mitos que moldearon civilizaciones enteras. ¿Estás listo para este fascinante viaje?
Hoy recorremos el camino para entender cómo pasamos de ser un animal más a convertirnos en la especie que domina el planeta.
Lo haremos de la mano de Sapiens, el fascinante libro de Yuval Noah Harari. Una historia de supervivencia, de revolución, de mitos, y de lo que significa ser humano. Y el primero de este monográfico del Diario de Innovación dedicado a Harari.
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¿Alguna vez te has preguntado… por qué nosotros?
¿Por qué tú, yo, y cada persona que conoces formamos parte de la única especie humana que queda en este planeta?
Porque, déjame decirte algo: no siempre fue así.
Hace cientos de miles de años, éramos solo uno más entre varias especies humanas. Compartíamos el mundo con los robustos Neandertales, con los pequeños Homo floresiensis e incluso con otros cuyos rastros se desvanecieron en el tiempo.
Y, sin embargo… aquí estamos.
No solo sobrevivimos, dominamos.
En este episodio, te llevaré por un viaje épico a través del tiempo, para explorar cómo el Homo sapiens dejó de ser un simple primate… para convertirse en el amo del mundo.
Hace unos 70,000 años, si hubieras mirado a tu alrededor, te habrías encontrado con un mundo lleno de humanos… pero no todos eran como tú. Había, al menos, seis especies diferentes coexistiendo.
Los Neandertales, por ejemplo, eran fuertes, hábiles cazadores y, según algunos estudios, más inteligentes que nosotros. Y luego estaban los diminutos Homo floresiensis, una especie que medía poco más de un metro, pero podía cazar elefantes enanos con una precisión aterradora.
Entonces, ¿qué ocurrió? ¿Por qué ellos desaparecieron y nosotros seguimos aquí?
Hay dos teorías principales.
La primera es el mestizaje: quizás nos mezclamos con ellos, compartimos ADN y, en cierto modo, nos convertimos en una gran familia humana.
Pero la otra teoría… es menos amable. Se llama la teoría del reemplazo. Sugiere que no coexistimos en paz. En lugar de ello, los desplazamos. Los empujamos a la extinción.
¿La verdad? Probablemente fue una combinación de ambas. Pero lo que realmente importa es que algo nos hizo diferentes. Algo que nos dio una ventaja.
Y es que en ese momento del tiempo, ocurrió algo extraordinario para nuestra especie. Algo que cambió para siempre el devenir de la historia: nuestro cerebro dio un salto.
De repente, los Homo sapiens comenzaron a pensar de maneras que nunca antes se habían visto. Crearon herramientas más avanzadas, construyeron comunidades más grandes y, lo más importante… desarrollaron un lenguaje único.
Un lenguaje capaz de contar historias.
Porque eso es lo que nos hace únicos: no solo podemos hablar de lo que vemos o sentimos… podemos hablar de lo que imaginamos.
Esas historias —los mitos— son lo que nos une. Nos permiten cooperar con miles, incluso millones, de personas. Piensa en el dinero. Un billete de 20 dólares no tiene valor por sí mismo. Es solo papel. Pero como todos creemos en su valor, puede mover economías enteras.
Estos mitos compartidos, desde dioses hasta naciones, son la mayor creación del Homo sapiens.
En paralelo a la capacidad de contar historias y crear leyendas, otra revolución estaba a punto de suceder. Hasta ese momento y durante la mayor parte de nuestra existencia, fuimos nómadas. Cazadores y recolectores, moviéndonos de un sitio a otro, siguiendo a los animales y al ritmo que nos marcaban las estaciones.
Pero hace unos 12,000 años, algo cambió. Descubrimos la agricultura.
Plantamos semillas. Domesticamos animales. Y por primera vez en nuestra historia… nos asentamos. No teníamos necesidad de movernos para encontrar alimento.
¿Fue una bendición? Bueno, depende de cómo lo veas.
Ese cambio nos hizo tener que adaptarnos, y empezamos más horas. Nuestra dieta se volvió menos variada. Y, con el tiempo, surgieron las desigualdades: los ricos y los pobres, los líderes y los seguidores.
Pero la agricultura tenía una ventaja imbatible: podía alimentar a más personas. Y con más comida, vinieron más humanos. Y con más humanos… llegó la civilización.
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Con comunidades más grandes, apareció la necesidad de organizarnos mejor. Así nació la escritura.
Los primeros textos de la historia no eran poesía ni filosofía. Eran registros económicos: quién debía qué a quién.
Y junto con la escritura, llegó otro gran invento: el dinero. Un lenguaje universal que podía traducir las necesidades de una comunidad en un sistema funcional.
Fue el comienzo de la burocracia… y de los imperios.
Y a medida que las civilizaciones crecían, los líderes entendieron algo importante:
Las leyes son poderosas, pero las creencias… son invencibles.
Así que usaron la religión para unir a sus pueblos. Los imperios crecieron, y con ellos, las culturas, las guerras y, finalmente, los avances científicos.
Porque, hace 500 años, algo nuevo emergió: el deseo de entender el mundo, no a través de mitos, sino de experimentos.
La Revolución Científica nos dio tecnología, medicina… y poder. Mucho poder.
Y así llegamos a nuestros días. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿qué nos depara el futuro?
Hoy, somos más que simples humanos. Estamos diseñando máquinas que piensan, órganos artificiales… y la posibilidad de extender nuestras vidas más allá de lo imaginable.
¿Seguiremos siendo Homo sapiens? ¿O nos convertiremos en algo completamente nuevo?
El futuro está lleno de posibilidades… y también de preguntas.
Hay muchas preguntas aún sin resolver y Sapiens no nos trae las respuestas, Harari hace de narrador para contarnos la historia de cómo hemos llegado hasta aquí. Su libro es un recordatorio de lo que somos capaces de hacer.
Hemos contado historias que unieron pueblos. Inventado tecnologías que cambiaron el mundo. Pero puede que todavía esté por venir el mayor desafío al que nos tendremos que enfrentar como especie: ¿Cómo usaremos nuestro poder?
Eso, amigo mío, está en nuestras manos. Y es harina de otro costal, así que lo dejaremos para otro Diario de Innovación.
Gracias por acompañarme en este nuevo experimento, ¡y te espero mañana en el Diario de Innovación de Innovation by Default 💡!