Hoy vamos a hablar de gurús financieros. Secretos sobre criptomonedas y criptobros (bueno, de esto no, pero hoy en día es un buen clickbait para cualquier tema financiero). Y la fórmula mágica para hacerte rico de la noche a la mañana.
Ahora… imagina que todo eso no fuera una ilusión. Hoy en día cualquier vistazo rápido a YouTube o X (aka Twitter), podría darnos una falsa sensación de poder ganar pilas de billetes con poco trabajo y en poco tiempo. Pero creo que la realidad no es lo que pasa en la pantalla de nuestro móvil.
Y es que el mercado de valores no se puede predecir… ni dominar. Pero esta sencilla premisa es algo conocido por muchos inversores y analistas desde hace años.
Esto es exactamente lo que Burton G. Malkiel ya nos dijo en 1973. Y, sí, puede sonar frustrante. Pero en el fondo puede que también sea liberador.
Hoy vamos a repasar algunos de los aprendizajes de: Un paseo aleatorio por Wall Street, el libro que cambió las reglas del juego de la inversión en bolsa. Un libro que no solo desafió a la industria financiera, sino que también dio a los inversores minoristas una oportunidad real de ganar en el mundo del dinero.
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El mercado, dice Malkiel, es como un paseo aleatorio. Pero, ¿qué significa realmente esto?
Bueno… imagina lanzar una moneda al aire. Cada día, el precio de una acción sube si cae cara… y baja si cae cruz.
Hazlo mil veces. ¿Sabes qué obtendrás?
Una gráfica que replicaría exactamente el comportamiento como un mercado real. Subidas. Bajadas. Oscilaciones. Pero sin patrones, sin elemento regulares donde establecer fórmulas matemáticas donde estandarizar o replicar ganancias pasadas en momentos futuros.
Los humanos somos extraordinariamente buenos para encontrar patrones. Es una habilidad que nos ha permitido identificar amenazas, encontrar recursos y tomar decisiones rápidas. Pero esa misma capacidad tiene un pequeño problema: a veces vemos conexiones donde no existen realmente.
La psicología hace años esta serie de fenómenos, de hecho, hay varios sesgos cognitivos que lo explican:
Apofenia: Es nuestra tendencia a percibir patrones, conexiones o significados en datos completamente aleatorios. Por ejemplo, ver tendencias en gráficos bursátiles que son, en realidad, ruido. Esto está relacionado con nuestra necesidad de encontrar sentido en el caos.
Pareidolia: Es un tipo de apofenia más visual. ¿Alguna vez has visto un rostro en una nube o en la forma de un enchufe? Esto es pareidolia: interpretar estímulos vagos como algo reconocible. En el mundo financiero, ocurre cuando interpretamos líneas de un gráfico como señales claras de “compra” o “venta”.
Ilusión de serie: También conocida como la ilusión de frecuencia, este sesgo nos hace creer que un evento aleatorio forma parte de una secuencia predecible. Por ejemplo, después de tres días de subidas consecutivas en el mercado, podríamos pensar que una cuarta subida es inevitable, cuando en realidad no hay garantía de ello.
Según Malkiel, ni los analistas financieros con sus gráficos complicados, ni los estudiosos matemáticos con sus montañas de datos financieros pueden predecir consistentemente hacia dónde irá el mercado.
El mercado es caótico. Aleatorio. Implacable.
Pero las malas noticias nunca vienen solas, parece que hay más.
Malkiel también defiende algo llamado la Hipótesis del Mercado Eficiente (HME).
¿Sabes qué significa?
Que los precios de las acciones ya reflejan toda la información disponible. Y cuando dice toda es, toda.
Desde el último informe de ganancias de una empresa… hasta los rumores en los pasillos de Wall Street.
Y si toda esa información ya está en el precio… entonces, vencer al mercado no es solo difícil. Es prácticamente imposible, ya que el mercado recoge la realidad y la anticipa.
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No se si conoces a los gestores de fondo, pero ahora vamos a por ello.
Ahora, hablaremos un poco más del trabajo de un gestor de fondos.
Esos profesionales que cobran cantidades ingentes prometiendo resultados extraordinarios.
¿Sabes qué piensa Malkiel?
Que son un gasto innecesario.
¿Por qué?
Primero: la mayoría no supera al mercado. Más del 90% de los fondos activos pierden frente a un simple índice como el S&P 500. Por si no lo conoces, el S&P 500 es uno de los índices bursátiles más importantes y representativos del mercado estadounidense y mundial. Creado en 1957 por Standard & Poor’s, este índice agrupa a las 500 empresas más grandes que cotizan en las bolsas de Estados Unidos, principalmente en la Bolsa de Nueva York (NYSE) y el NASDAQ. En resumen el primo lejano de nuestro IBEX 35.
Segundo: sus costos son altísimos. Esas tarifas y comisiones devoran las ganancias de quienes contratan a estos profesionales.
Y tercero: la consistencia brilla por su ausencia. Un gestor puede tener un buen año… pero rara vez logra mantenerlo.
Malkiel lo dice claro: intentar encontrar al gestor perfecto es como buscar una aguja en un pajar.
Pero aquí viene lo bueno.
Malkiel no te deja solo en medio del caos.
Él tiene una solución. Simple. Elegante. Poderosa.
La inversión pasiva.
Compra un fondo indexado de bajo costo.
Manténlo durante años. Y deja que el mercado haga su magia.
El concepto de fondos indexados surgió a principios de los años 70. En 1971, Wells Fargo creó el primer fondo indexado institucional, diseñado para el plan de pensiones de Samsonite con un patrimonio inicial de $6 millones. Poco después, otras instituciones como American National Bank y Batterymarch también lanzaron fondos indexados para clientes institucionales.
El Vanguard 500 Index Fund, lanzado por John C. Bogle el 31 de diciembre de 1975. Fue el primer fondo indexado abierto a inversores particulares. Este fondo, originalmente llamado First Index Investment Trust, replicaba el índice S&P 500. Y marcó un hito ya que revolucionó el panorama de inversión al ofrecer una alternativa de bajo coste a la gestión activa.
¿Por qué funciona?
Porque elimina las emociones, reduce los gastos de gestión y aprovecha el crecimiento natural del mercado a largo plazo.
Si hubiese invertido un dólar en el Vanguard 500 Index Fund desde su creación en 1975 hasta hoy, su inversión habría crecido significativamente.
Basándonos en los cálculos realizados, un dólar invertido en 1975 se habría convertido en aproximadamente $43.43 a día de hoy. Esto representa una rentabilidad impresionante y demuestra el poder del interés compuesto a largo plazo. Mientras que el valor del dinero, si tomamos los datos de inflación acuumalda, un dólar de 1975 equivaldría a aproximadamente $5.89 en 2024.
Con este enfoco, Malkiel nos da la libertad de dejar de intentar “vencer” al mercado… y simplemente empezar a ganar. En mi opinión, el único inconveniente de los fondos indexados es que juegan con algo que no controlamos ni poseemos: el tiempo. Por eso, el juego especulativo de la bolsa se adapta mucho mejor a nuestra naturaleza.
Pero hablar de esto a día de hoy no tiene mérito. El verdadero mérito de Malkiel es el legado que nos dejó.
A día de hoy cuando lees estas líneas, hace ya más de 50 años de la primera publicación de Un paseo aleatorio por Wall Street,, y a pesar del tiempo las ideas de Burton G. Malkiel son más relevantes que nunca. El mercado está lleno de fondos indexados, se han vuelto un commodity, fijate en Indexia Capital no he tenido que esforzarme mucho para que me viniese un fondo indexado español a la cabeza.
Este libro no solo transformó la forma en que invertimos, sino que también inspiró a pioneros como Jack Bogle, fundador de Vanguard, a crear los primeros fondos indexados. Desde entonces, millones de inversores han dejado atrás la complejidad innecesaria… y han abrazado la simplicidad.
Así para este nuevo año, piensas hacer tus pinitos en bolsa, Malkiel nos deja una importante lección de cara al futuro, su mensaje es claro:
No necesitas trucos. Ni gurús. Ni estrategias rebuscadas.
Lo que necesitas es disciplina, paciencia y una estrategia sencilla:
Diversifica.
Invierte en índices.
Y mantente a largo plazo.
Porque, al final, la verdadera riqueza no está en vencer al mercado. Está en aprovechar su fuerza a tu favor.
Gracias por acompañarme en este paseo aleatorio por Wall Street. Si este episodio te ha dado claridad, compártelo con alguien que también lo necesite. Y recuerda… lo simple siempre es más poderoso.
Y hasta aquí un nuevo Diario de Innovación, ¡te espero mañana en Innovation by Default 💡!