Si hoy te despertaras sin todo lo que tienes—tu cuenta bancaria, tus logros, tus bienes materiales—¿cómo te sentirías?
Es una pregunta incómoda, pero también es la más importante que podemos hacernos. Porque en una sociedad capitalista, obsesionada con el dinero y las posesiones, hemos olvidado lo que significa vivir una vida realmente plena. Ya hemos hablado del éxito en esta newsletter y de su significado maleable y tan diferente, como personas hay en el mundo.
Hoy, quiero hablarte de algo diferente, cambiaremos el tercio de alguno de los últimos Diarios de Innovación algo más materialistas. La edición de hoy va sobre algo que va más allá de números, premios y títulos. Vamos a explorar lo que Robin Sharma llama La riqueza que el dinero no puede comprar. Según él, hay ocho hábitos simples, pero profundos, que pueden transformar nuestras vidas.
Creo que la pérdida de valores religiosos en la sociedad occidental actual ha provocado que nos desconectemos de nuestro lado espiritual. No soy una persona religiosa, pero pienso que en el mundo hiper-acelerado en el que vivimos, las conversaciones con nuestro yo interior son necesarias.
Hemos perdido esos momentos de soledad y aburrimiento en los que podíamos estar a solas con nosotros mismos. Lo negativo es que esto resulta cómodo para muchas personas, ya que vivimos en un ruido interior constante. Nos dejamos llevar por lo que se espera de nosotros, lo que dicen en la televisión, en YouTube o en los podcasts. Como consecuencia, esos instantes de reflexión y conexión personal han desaparecido.
Porque a lo mejor, la verdadera riqueza no es algo que se pueda guardar en una caja fuerte.
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Según Robin todo comienza aquí: contigo.
Robin Sharma lo dice claramente: "Tu mundo interior crea tu realidad exterior." Lo que significa que, si quieres prosperidad en tu vida, primero debes trabajar en quién eres.
Pero no es fácil. Pensar en quién eres, o qué te gustaría ser, es complicado. Implica hacernos muchas veces preguntas incómodas. Enfrentar realidades y miedos, inclusive abrir heridas a lo mejor todavía sin cicatrizar y la parte más complicada de todo este proceso, dejar atrás esas creencias limitantes que te mantienen atrapado.
Déjame proponerte algo.
La próxima vez que salgas a cenar, siéntate solo. No lleves tu teléfono. No busques una excusa. Solo tú y una mesa para uno.
Sentarte ahí, sin la compañía de otros, te obliga a enfrentar el miedo, al juicio y escrutinio de tu propia persona. Es un acto de valentía. Y cuando eres valiente en algo tan pequeño, aprendes a ser valiente en todo lo demás.
Ahora, si eso te suena demasiado, empieza más pequeño. Dedica cinco minutos al día a la autorreflexión. Escribe en un diario, medita o simplemente siéntate en silencio. Este hábito no solo te ayuda a conocerte mejor, sino que te prepara para algo mucho más grande: un cambio de perspectiva.
“El hombre sacrifica su salud para ganar dinero. Luego sacrifica su dinero para recuperar la salud. Y después está tan ansioso por el futuro que no disfruta el presente; el resultado es que no vive ni el presente ni el futuro. Vive como si nunca fuera a morir, y muere como si nunca hubiera vivido.” - Dalai Lama
Piénsalo. ¿De qué sirve tener todo el dinero del mundo si no tienes salud para disfrutarlo? Todos aquellos que han vivido una enfermedad grave en primera persona lo saben, el resto vivimos pensando que seremos jóvenes, fuertes y guapos para siempre.
Sharma comparte la historia de un multimillonario con una enfermedad terminal. Dijo que cambiaría toda su fortuna por un día más de vida. Pero esta historia, que podría haber sido la de Steve Jobs o cualquier persona con dinero y poder que falleció antes de lo que le correspondía. No es la única muestra de que el tiempo y su paso desmedido, es lo único que no podemos controlar.
Imagina que estás en tus últimos días, esperemos que sea a una edad ya avanzada. ¿Qué historias contarían con orgullo? ¿Cuáles te dejarían un sabor amargo?
Precisamente eso es lo que Bronnie Ware, plasmó es su libro “Los cinco arrepentimientos de los moribundos”. Bronnie Ware es una enfermera australiana que trabajó años en cuidados paliativos, vivió estos testimonios tan crudos y honestos de sus pacientes sobre lo que realmente importa cuando todo lo demás desaparece.
En el libro que trata de los cinco arrepentimientos más comunes al final de la vida.
Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
Ojalá no hubiera trabajado tanto.
Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos.
Ojalá hubiera mantenido más contacto con mis amigos.
Ojalá me hubiera permitido ser más feliz.
Así que, creo que todos deberíamos preguntarnos cada mañana al levantarnos:
¿qué puedo hacer hoy para asegurarme de que ninguno de estos arrepentimientos sea mío?
Y es que volviendo a Robin, ese es el poder de la salud. Nuestro activo más valioso, y sin ella, nada más importa.
¿Sabes cuál es el secreto? Pequeños pasos, vamos los hábitos. Otro súper poder que deberíamos cultivar.
No tienes que correr un maratón mañana o convertirse al veganismo. Puede ser tan simple como preparar una comida nutritiva, acostarte temprano o salir a caminar.
Robin tiene una regla sencilla: "Si no cuelga de un árbol, crece en la tierra o alguna vez estuvo vivo, no lo comas." Así de fácil.
Cada vez que eliges cuidarte, estás invirtiendo en ti mismo. No solo para vivir más tiempo, sino para vivir mejor.
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Hemos hablado en algunos de los últimos Diarios de Innovación, sobre cómo sacar el máximo rédito a tu patrimonio. Y es que el dinero no es el enemigo. Pero tampoco es el héroe de esta historia, al menos de la de hoy, y personalmente no creo que debiera ser de la de ninguno de nosotros.
Robin Sharma nos recuerda algo importante: el dinero debe ser una herramienta para enriquecer tu vida, no un fin en sí mismo.
Y es que el dinero, paradójicamente, hay muchas cosas que no puede comprar, cosas que son gratis e intangibles. Salud, tiempo, felicidad,…
Déjame compartirte un intercambio famoso. Fue entre los escritores Joseph Heller y Kurt Vonnegut. Cuando Vonnegut señaló que un gestor de fondos ganaba más en un solo día de lo que Heller ganó con en toda su vida, Heller respondió: "Sí, pero yo tengo algo que él nunca tendrá: suficiente."
Y aquí la gran pregunta que nos plantea Robin, ¿qué significa “suficiente” para ti?
Quizás es tener lo necesario para vivir de forma sencilla, cuidar de los tuyos o dedicarte a lo que realmente amas. Porque la verdadera riqueza no está en acumular cosas, sino en disfrutar lo que ya tienes.
Seguramente, dependiendo de dónde vivas, cuáles hayan sido los valores con los que has sido educado e incluso el momento en el tiempo en que naciste, todas estas casuísticas hacen que el concepto de riqueza sea diferente para un chino, un israelí o un peruano.
Según menciona Robin en su libro: tu comunidad define tu riqueza.
Cuando te rodeas de personas que te inspiran, que te empujan a ser mejor, tu vida cambia. Estas conexiones no solo te motivan, sino que también abren puertas a nuevas oportunidades.
Robin recomienda formar una Alianza Mastermind, un pequeño grupo de personas con las que puedas compartir tus objetivos y recibir apoyo. ¿No tienes ese grupo aún? Pues quizás sea momento de buscar ese entorno que saque lo mejor de ti.
Y para cerrar la edición de hoy, hablemos de tres cosas que hacen que la vida valga la pena: la aventura, la artesanía y el servicio.
Primero, la aventura. Tómate un día a la semana sin pantallas. Sin teléfonos, sin redes sociales. Solo tú, el mundo real y las personas que amas.
Luego, la artesanía. En lugar de enfocarte en hacer más, aprende a hacer las cosas mejor. Encuentra propósito y alegría en lo que haces cada día.
Y finalmente, el servicio. Practica pequeños actos de bondad. No necesitas cambiar el mundo de golpe, pero un gesto amable puede transformar el día de alguien... y el tuyo también.
Como hemos visto hoy, la verdadera riqueza no se mide en dólares, propiedades o títulos. Se mide en la calidad de tus días, en tu salud, en tus relaciones, en lo que aportas al mundo.
Empieza hoy. No necesitas grandes gestos. Solo un pequeño paso hacia tu mejor versión. Porque, al final, la riqueza que el dinero no puede comprar es la única que realmente importa.
Gracias por acompañarme en este nuevo experimento, ¡y te espero mañana en el Diario de Innovación de Innovation by Default 💡!