Y llegó el momento; todos los buenos propósitos que nos planteamos para este 2025 han ido desapareciendo poco a poco. Tal y como se mencionó en la edición 48 de este diario, la ciencia detrás de fijarse objetivos y alcanzarlos explica que, en la mayoría de los casos, estas buenas intenciones se habrán esfumado por no encontrar el acomodo perfecto o el hueco necesario en la agenda.
Y es que el “Quitter’s Day” (o el “Día del abandono”) ya llegó. Gracias a la rutina y a la sobrecarga de actividades y obligaciones que conlleva la vida moderna, este año volverá a pasar sin pena ni gloria para muchos de nosotros.
A no ser que decidamos actuar.
¿Qué harías si te dijera que con solo pequeños cambios en tu vida podrías alcanzar metas que parecen inalcanzables? Hoy exploramos una idea transformadora: el poder de los hábitos. En este nuevo Diario de Innovación desmenuzamos las lecciones esenciales del bestseller Hábitos atómicos de James Clear.
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Los grandes cambios no siempre requieren grandes acciones. A veces, basta con dar un pequeño paso, repetirlo todos los días y dejar que el tiempo haga su magia. En Hábitos Atónicos, Clear nos explica cómo los pequeños hábitos tienen un impacto inmenso. Hoy, aprenderemos:
Por qué las pequeñas decisiones diarias moldean nuestro destino.
Cómo funcionan los hábitos y cómo hackearlos para mejorar.
Estrategias simples pero poderosas para mantenernos en el camino correcto.
Y es que nuestra historia de hoy, comienza en un avión despegando de Los Ángeles rumbo a Nueva York. Todo parece en orden. Pero si el piloto ajusta el rumbo apenas 3,5 grados, algo imperceptible para los pasajeros, el avión no llegará a Nueva York. Terminará en Washington D.C.
Y es que los pequeños ajustes que hacemos hoy —incluso si parecen insignificantes— determinan nuestro destino a largo plazo. Si hoy ahorras un dólar, mejoras tu alimentación o corres 10 minutos, no parecerá un cambio significativo. Pero con el paso del tiempo, esas acciones acumuladas pueden transformar tu vida.
Así que, en lugar de obsesionarte con resultados inmediatos, concéntrate en la trayectoria que estás siguiendo.
¿Qué son los hábitos?
Cuando entras en una habitación oscura, instintivamente buscas el interruptor de la luz. Ese comportamiento automático es un hábito. Los hábitos son acciones repetidas tantas veces que ocurren sin esfuerzo consciente. Pero, ¿cómo se forman?
Clear explica que los hábitos siguen un patrón de cuatro pasos:
Señal: Algo activa el hábito (como entrar en una habitación oscura).
Deseo: Surge la necesidad de actuar (quieres ver).
Respuesta: Realizas la acción (enciendes la luz).
Recompensa: Experimentamos satisfacción (puedes ver tu entorno).
Llevemoslo a otro ejemplo de nuestro día a día. Si cada mañana tomamos café, el despertar es la señal, el deseo es sentirte despierto, la respuesta es prepararlo, y la recompensa es esa energía que te impulsa a empezar el día.
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Ahora que sabes cómo funcionan, ¿cómo puedes usarlos a tu favor? Aquí tres estrategias prácticas:
Haz las señales obvias.
Digamos que quieres aprender a tocar guitarra. Si guardas tu guitarra en un rincón oscuro, es fácil ignorarla. Pero si la colocas en el centro de tu habitación, se convierte en una señal difícil de evitar.
Por ejemplo, Anne Thorndike, una doctora en Boston, ayudó a sus pacientes a comer más sano. ¿Cómo? Reorganizó la cafetería del hospital, colocando agua embotellada en lugares estratégicos. ¿El resultado? En tres meses, las ventas de refrescos bajaron un 11% y las de agua subieron un 25%. Un pequeño cambio en el entorno creó un gran impacto.
Hazlo atractivo.
Los seres humanos somos movidos por la anticipación de una recompensa. Si algo es placentero, lo repetimos. Pero, ¿qué pasa cuando la acción que necesitamos no es atractiva? Aquí entra lo que Clear denomina como el emparejamiento de tentaciones.
Ronan Byrne, un estudiante de ingeniería, conectó su bicicleta estática a Netflix. El objetivo era hacer más ejercicio, para ello ideó este truco: solo podía ver su serie favorita mientras pedaleaba. Así, transformó algo tedioso en una experiencia divertida.Hazlo fácil.
La fricción es el enemigo de los hábitos. Si quieres leer más, deja un libro en tu mesita de noche. Si quieres comer sano, ten frutas al alcance de la mano. Reducir la fricción puede hacer maravillas.
La regla de los dos minutos:
Convierte tu nuevo hábito en algo que puedas hacer en dos minutos o menos. ¿Quieres correr una maratón? Comienza simplemente poniéndote las zapatillas cada día. Ese pequeño paso inicial puede llevarte más lejos de lo que imaginas.
La evolución nos programó para buscar recompensas inmediatas. Por eso, cambiar de hábitos puede ser un desafío cuando los beneficios son a largo plazo, como bajar de peso o ahorrar dinero. ¿La solución? Crea recompensas inmediatas.
Clear nos trae un ejemplo práctico, para poder ahorrar. Una pareja quería cocinar más en casa y gastar menos en restaurantes. Cada vez que evitaban salir a comer, transferían $50 a una cuenta de ahorros para un viaje a Europa. Ver crecer ese fondo y pensar en la recompensa a largo plazo les motivaba a mantener el hábito.
Mantén el rumbo: Seguimiento y responsabilidad
Finalmente, la clave para mantener tus hábitos es monitorizarlos. Para ello Clear nos propone llevar un registro visual: marca en un calendario cada día que completes el hábito. El simple acto de tachar un día es gratificante y te motiva a continuar.
Si necesitas un empujón extra, crea un contrato de hábitos. Comprométete públicamente con alguien en quien confíes. Por ejemplo, Bryan Harris, un empresario, firmó un contrato con su esposa y su entrenador personal. Cada vez que no cumplía con su plan de hábitos, debía pagarles dinero. Su temor a fallar es lo que le mantuvo en el buen camino.
El cambio verdadero no ocurre de la noche a la mañana. Pero pequeños pasos constantes pueden llevarte más lejos de lo que imaginas. No necesitas transformarte por completo; solo necesitas un sistema de hábitos que trabajen a tu favor.
Antes de irnos, una última estrategia: el apilamiento de hábitos. Si quieres incorporar algo nuevo en tu vida, vincúlalo a un hábito existente. Por ejemplo, medita justo después de tu café matutino. Así, aprovecharas el impulso de lo que ya haces para construir algo nuevo.
Los hábitos no son solo acciones; son los ladrillos con los que construyes tu vida. ¿Qué tipo de vida quieres construir? Recuerda: todo empieza con un pequeño paso.
Gracias por acompañarme en un nuevo Diario de Innovación, ¡y te espero mañana en Innovation by Default 💡!