Internet, enjambres y poder
Diario de Innovación #238
Internet no nació con un plan maestro.
Fue una chapuza brillante.
Un accidente bienintencionado, primero gracias a un conjunto de protocolos abiertos (TCP/IP).
Luego llegaron los estándares (HTML, HTTP, URL) y una idea radicalmente democrática que cualquiera pudiera enlazar a cualquiera.
El resultado, una explosión de nodos.
La red se expandió del entorno militar al de la investigación, y desde allí al mundo mundial.
La promesa de la red más allá de la conexión, fue la abolición del peaje de publicación.
Y vaya si volaron.
Con la llegada de internet, también apareció una verdad incómoda: cuando eliminas los peajes, las ideas buenas vuelan… pero las malas también.
Al Qaeda, ISIS, las “primaveras árabes”, el Brexit, Trump.
La red puede desintermediar jerarquías y, a la vez, amplificar la polarización.
Es el dilema de la conectividad total: poder para todos, control para nadie.
Así que lo que empezó como una red de cooperación acabó siendo una red de confrontación.
Ferguson lo explica de maravilla en su libro La Plaza y la Torre: las redes no son democráticas per se, son imprevisibles.
Y cuando intentas cortarlas… te salen dos más.
Cuatro ideas que deberías tener en la cabeza
1. Descentralización práctica.
El poder de Internet no está en los discursos sobre “libertad”.
Está en su capa técnica: protocolos mínimos, cero fricción.
Eso es lo que crea enjambres.
2. Enjambres vs. decapitación.
Puedes cortar cabezas en una jerarquía, pero no en una red.
La estrategia no es matar líderes, es reducir el combustible: logística, financiación, propaganda, sincronización.
3. Arquitectura de la persuasión.
Las ideas ganan cuando saltan del pixel al bar.
Cuando alguien comenta tu mensaje tomando una cerveza, has ganado.
El “engagement” no está en los clics, está en las conversaciones reales.
4. Oligopolios de plataforma.
El sueño abierto terminó en jardines amurallados.
Si no hay reglas ni transparencia, la red acaba capturada por unos pocos nodos que deciden quién entra y quién no.
Qué hacemos con esto (las empresa)
No se trata de censurar ni de controlar.
Se trata de diseñar con guardarraíles, no con mordazas.
Algunas ideas prácticas:
Interoperabilidad obligatoria por ley (portabilidad de datos, APIs).
Trazabilidad de campañas y segmentaciones (ad transparency).
Auditorías algorítmicas proporcionales al impacto.
Sandboxes regulatorios: innovar sin miedo a sancionar.
Qué podemos hacer para lidiar con estos entornos nocivos en las redes:
Detecta patrones (coordinación súbita, cuentas efímeras).
Corta el combustible (bots, incentivos perversos, accesos).
Lanza mensajes vivos: verdad con ritmo, casos reales con gancho. Los Power Point o los paper no remueven nada, las historias sí.
Food for thought
Ferguson no traslada un mensaje apocalíptico: es realista.
Las redes y las jerarquías coexisten, se empujan y se corrigen.
La solución no está en “más control” o “más libertad”, sino en mejor arquitectura: reglas claras, interfaces abiertas, métricas compartidas y responsabilidad distribuida.
El futuro será más interconectado.
Nuestra tarea es que también sea más accesibles y transparente para todos.
⚡️ Pulso Digital
Cuando la IA deja de ser experimento y se convierte en infraestructura, el tablero se redibuja.
💓 Latido del día
Un nuevo acuerdo entre OpenAI y Amazon Web Services (AWS) por 38 000 millones de dólares marca un giro crítico: OpenAI amplía sus alianzas en nube más allá del pacto previo con Microsoft y AWS gana músculo para el abastecimiento masivo de GPUs.
Lo relevante no es solo el monto, sino lo que representa: una democratización de la potencia de cómputo de IA —o al menos un intento serio de reducir la dependencia de un único vector de hardware. En un entorno donde el acceso al silicio, la energía y la latencia definen ventaja competitiva, este tipo de acuerdos reconfiguran quién puede jugar a escala.
La consecuencia inmediata: más centros de datos con exigencias crecientes, mayor presión en cadena de suministro de chips y energía, y una bifurcación entre quienes tienen acceso a masa crítica y quienes quedan en el limbo. Cada día, el futuro late en un lugar distinto.
🌍 El eco del mercado
Microsoft consigue permiso para exportar chips de Nvidia al Emiratos Árabes Unidos: abre una nueva alianza geopolítica‑tecnológica y refuerza la estrategia de IA global fuera de EE.UU./China.
Las grandes tecnológicas incrementan gasto de capital en IA sin pausa: la apuesta por infraestructura crece aún ante las voces que alertan de burbuja.
Nvidia cruza los 5 billones de dólares de capitalización: reflejo del papel central que el hardware sigue jugando en la revolución IA.
Israel introduce incentivos fiscales para atraer talento tech: es una señal de que el capital humano empieza a moverse hacia nuevas geografías con ventaja regulatoria.
🌱 Latido incipiente
Un acuerdo en Corea del Sur involucra a Nvidia, al gobierno y a grandes grupos industriales para desplegar más de 60 000 GPUs en un centro nacional de IA con foco en “physical AI” (fábricas, automoción, semiconductores). Más que una expansión de capacidad, es la señal de una IA que se integra con la industria pesada.
❤️ Pulso Final
Invertir en IA ya no significa solo contratar data scientists, recopilar datos o entrenar modelos: significa asegurar suelo, silicio, energía, conectividad y talento. Mientras muchos miran la capa software, la ventaja real se define cada vez más en lo físico.
Y eso es todo por hoy. Si algo de lo que has leído te ha removido, dímelo.
Ya sabes que estoy al otro lado si quieres comentar, discrepar o simplemente saludar.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.


