Esta semana seguimos adentrándonos en la historia de éxito de Morris Chang, fundador y arquitecto del éxito de TSMC. Para ello retomaremos el repaso a su historia de éxito, con la carta que salvó a NVIDIA (y a TSMC también).
Y es que la colaboración entre NVIDIA y TSMC se ha convertido en una de las más emblemáticas y fructíferas de la industria tecnológica, pero sus inicios no estuvieron exentos de desafíos. Un momento crucial que afianzó esta alianza, y que podría considerarse un punto de inflexión para ambas compañías, fue un encuentro propiciado por una carta enviada en 1997 por el CEO de NVIDIA, Jensen Huang, a Morris Chang.
En aquel entonces, NVIDIA era una empresa relativamente joven en el mercado de las tarjetas gráficas, buscando un socio de fabricación confiable que pudiera tomar en serio sus necesidades de producción. Según relata Morris Chang, Jensen Huang decidió escribirle directamente porque sentía que el representante de ventas de TSMC en San José no estaba prestando la debida atención a las solicitudes de NVIDIA.
Por aquel entonces, Morris Chang acababa de asumir el cargo de Presidente de TSMC tras la salida de Don Brooks y tenía planes de visitar a los clientes en Estados Unidos. Al recibir la carta de Huang, Chang aprovechó su viaje a California para llamar personalmente a Jensen. Esta llamada no solo dio inicio a una amistad personal entre ambos líderes, sino que también sentó las bases para una colaboración estratégica que transformaría la industria.
Tres características hicieron única la asociación entre TSMC y NVIDIA, según Chang:
En primer lugar, NVIDIA contaba con un equipo de diseño de chips gráficos excepcional.
En segundo lugar, Jensen Huang demostró una gran visión y disposición a arriesgarse al apostar por TSMC como el proveedor exclusivo de servicios de fabricación de la compañía. Esta decisión fue fundamental para TSMC, ya que significaba un compromiso importante por parte de un cliente con gran potencial de crecimiento.
En tercer lugar, TSMC brindó un apoyo total a NVIDIA. Conscientes de la importancia de esta colaboración, TSMC incluso envió a dos planificadores de producción a las oficinas de NVIDIA durante un mes. Estos ingenieros ayudaron a la joven y con poco personal empresa a organizar sus envíos de mercancías entrantes, el inventario y los envíos de ventas, además de capacitar a su nuevo personal.
Este nivel de apoyo y compromiso por parte de TSMC demostró a NVIDIA que eran un socio serio y confiable. Desde 1998, tan solo un año después de la crucial carta, NVIDIA se convirtió en uno de los cinco principales clientes de TSMC, llegando incluso a ser su cliente número uno por varios años.
Se puede argumentar que esta carta y el posterior encuentro "salvaron" a NVIDIA al asegurarles un socio de fabricación de primer nivel que creía en su potencial y estaba dispuesto a apoyarlos en sus inicios. A su vez, la apuesta de NVIDIA por TSMC y la exitosa colaboración impulsaron significativamente el crecimiento y la reputación de TSMC como la empresa líder en la fabricación de chips de alto rendimiento de la industria de los semiconductores.
La relación entre ambas compañías ejemplifica cómo la confianza mutua y una visión compartida pueden llevar a la creación de valor masivo y al liderazgo en la industria tecnológica.
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El año 2009 representó un momento crucial de liderazgo para TSMC en medio de la crisis financiera global que impactó significativamente a la industria de los semiconductores. Este periodo estuvo marcado por el regreso de Morris Chang al puesto de CEO a la edad de 78 años, tras la gestión de Rick Tsai desde 2005 hasta 2009. Su retorno se produjo en un contexto de incertidumbre económica y la necesidad de reafirmar la dirección estratégica y la confianza tanto dentro como fuera de la empresa.
A pesar de la crisis financiera de 2008, TSMC demostró una notable resiliencia. Si bien algunas empresas del sector experimentaron fuertes caídas en sus ingresos e incluso pérdidas, TSMC logró mantener la rentabilidad, con un margen operativo del 31.1% en 2009. Esta estabilidad relativa puede atribuirse en parte a la filosofía de liderazgo de Chang, caracterizada por una visión a largo plazo y una gestión prudente.
Una de las decisiones clave bajo el liderazgo de Chang durante este periodo fue la reestructuración organizativa para optimizar las operaciones y fortalecer la competitividad futura. Se combinaron los dos grupos operativos que existían previamente (tecnología avanzada y tecnología principal) en 2009. Este movimiento buscaba integrar mejor las capacidades de la empresa y alinear las estrategias en un mercado en rápida evolución.
Además de la reorganización interna, el liderazgo de Chang se enfocó en mantener el compromiso con la innovación y la inversión en investigación y desarrollo (I+D). A pesar de la crisis, TSMC continuó invirtiendo en el avance de sus tecnologías, lo que sentó las bases para su liderazgo en nodos futuros como el de 28 nanómetros. Chang había establecido previamente una política de asignar un porcentaje fijo de los ingresos a I+D (alrededor del 8%), lo que proporcionó una estabilidad crucial para la planificación a largo plazo y permitió a los equipos de I+D concentrarse en la innovación sin la preocupación de recortes presupuestarios anuales.
El liderazgo en tiempos de crisis también implicó gestionar las relaciones con los clientes de manera proactiva. Un ejemplo destacado fue la resolución de un problema significativo con NVIDIA poco después del regreso de Chang como CEO. Chang dedicó una parte importante de su tiempo a comprender y resolver las preocupaciones de NVIDIA, un cliente clave, lo que fortaleció aún más la relación entre ambas compañías.
Es importante destacar que, a pesar de la crisis económica, TSMC mantuvo su compromiso con sus empleados, evitando despidos. Esta política, arraigada en la filosofía de Chang de considerar a los empleados como activos valiosos, contribuyó a mantener la moral y la experiencia dentro de la empresa durante un periodo difícil.
En resumen, el liderazgo de Morris Chang en 2009 se caracterizó por:
Un retorno estratégico al puesto de CEO para guiar a la empresa a través de la crisis.
La implementación de una reestructuración organizativa para mejorar la eficiencia y la integración.
El mantenimiento de una fuerte inversión en I+D para asegurar el liderazgo tecnológico futuro.
La gestión activa y la resolución de problemas con clientes clave como NVIDIA.
Un compromiso continuo con los empleados, evitando despidos.
Estas acciones bajo el liderazgo de Morris Chang fueron fundamentales para que TSMC no solo resistiera la crisis de 2009, sino que también se posicionara para un crecimiento y un liderazgo aún mayores en los años siguientes. Su visión y su experiencia fueron cruciales para navegar por las aguas turbulentas de la economía global y la industria de los semiconductores.
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A lo largo de su historia, TSMC, bajo el liderazgo visionario de Morris Chang, ha realizado varias apuestas estratégicas que no solo definieron el futuro de la compañía, sino que también transformaron la industria global de los semiconductores. Estas decisiones audaces, a menudo tomadas en momentos de incertidumbre o frente a la oposición inicial, demostraron ser fundamentales para el éxito empresarial de TSMC.
La creación del modelo de fabricación dedicada ("pure-play foundry") en 1987: Del que ya hablamos en detalle en la edición de la semana pasada.
El compromiso inquebrantable con la excelencia en la fabricación y la inversión continua en Investigación y Desarrollo (I+D): Desde sus inicios, TSMC apostó por mantenerse a la vanguardia de la tecnología de fabricación de semiconductores. Bajo el liderazgo de Chang, la empresa realizó inversiones masivas y consistentes en I+D, incluso durante las crisis económicas. Chang estableció una política de destinar un porcentaje fijo de los ingresos a I+D (alrededor del 8%). Esta apuesta por la tecnología punta, como la adopción temprana de la litografía ultravioleta extrema (EUV), permitió a TSMC fabricar chips con nodos cada vez más pequeños y eficientes, manteniendo una ventaja competitiva clave.
La decisión de apostar fuertemente por los 28 nanómetros: A finales de la década de 2000, TSMC tomó una decisión audaz al invertir significativamente en la tecnología de 28 nanómetros. Morris Chang relata cómo la información del equipo de I+D y las previsiones del departamento de desarrollo de negocio indicaban que este nodo sería clave para el progreso de la compañía. A pesar de las dudas iniciales del consejo de administración por el Capex necesario para llevar adelante esta apuesta, Chang confió en su visión y siguió adelante. Esta apuesta coincidió con el auge de los teléfonos inteligentes, creando una enorme demanda para los chips fabricados con esta tecnología, lo que impulsó significativamente el crecimiento de TSMC. Chang incluso citó a Shakespeare al describir este momento como "la marea en los asuntos del hombre que, tomada en su flujo, conduce a la fortuna".
La flexibilidad para adaptarse a las necesidades de clientes clave, como Apple con los chips de 20 nanómetros: A pesar de no haber incluido inicialmente los chips de 20 nanómetros en sus planes de inversión, TSMC demostró una gran agilidad al aceptar la petición de Apple de desarrollar esta tecnología. Aunque representó un desvío de sus planes iniciales y requirió una inversión significativa, esta decisión fortaleció enormemente la relación con Apple, que se convertiría en un cliente crucial. Aunque esta apuesta tuvo un costo, como el retraso en el desarrollo de los chips de 16 nanómetros, la disposición de TSMC a colaborar estrechamente con sus clientes demostró ser una estrategia a largo plazo valiosa.
El regreso de Morris Chang como CEO en 2009: En un momento de profunda crisis económica global, el retorno de Morris Chang al liderazgo de TSMC a la edad de 78 años fue una apuesta por la estabilidad y la experiencia.
Estas "apuestas que cambian todo" reflejan la visión estratégica, la audacia y la capacidad de adaptación que caracterizaron el liderazgo de Morris Chang en TSMC. Al priorizar la innovación, la colaboración con los clientes y una perspectiva a largo plazo, Chang no solo construyó la empresa de fabricación de semiconductores más grande y avanzada del mundo, sino que también remodeló la industria tecnológica en su conjunto.
La próxima vez que pienses que ya es tarde para emprender, recuerda esto:
Morris Chang fundó TSMC a los 55 años.
Ray Kroc convirtió McDonald’s en un gigante global a los 52.
Harland Sanders lanzó KFC a los 62.
Arianna Huffington creó su imperio digital a los 55.
Warren Buffett se hizo billonario a los 55.
Y Vera Wang empezó en la moda… a los 40.
Todos ellos —y muchos más como Henry Ford, Sam Walton, Martha Stewart o Donald Fisher— alcanzaron su mayor impacto cuando muchos ya piensan en bajar el ritmo. No fueron excepciones aisladas. Responden a un patrón.
Pero, ¿qué tenían en común estos empresarios de éxito?
Aquí te dejo 10 ingredientes clave que explican por qué el éxito a edad avanzada no solo es posible, sino algo lógico:
Experiencia acumulada que les permitió tomar decisiones más sabias.
Redes de contactos maduras, que facilitaron oportunidades.
Mayor acceso a capital propio o externo.
Una mentalidad abierta al cambio y al aprendizaje.
Lecciones aprendidas del fracaso que se transformaron en claridad.
Riesgos calculados, no impulsivos.
Adaptabilidad a los cambios del mercado.
Una ética de trabajo constante y persistente.
Urgencia, que les llevó a actuar sin postergar.
Y sobre todo: autenticidad, la cualidad más difícil de copiar.
El éxito no tiene una edad ideal. Tiene un momento de decisión. Y ese momento no está marcado en tu DNI, sino en tu disposición a actuar.
Quizá hoy no sea el día que llegues, pero puede ser el día en que empieces.
Gracias por acompañarme una semana más, ¡y te espero en la próxima edición Innovation by Default 💡!