Mira.
Hay algo que me obsesiona últimamente:
Cuanto más avanza la inteligencia artificial, más valiosa se vuelve la inteligencia emocional.
Y dentro de esa inteligencia emocional hay una habilidad que separa a los que sobreviven de los que prosperan.
La persuasión.
Convencer. Influir. Vender.
Y es que el arte de la persuasión, prácticamente no ha cambiado nada en los dos últimos milenios.
Lo que quieras.
Porque en esta nueva era ya no basta con tener razón.
Hay que saber contarla.
Hay que saber mover a otros a actuar.
Y muy pronto, incluso a las máquinas.
Sí, sí. A las máquinas.
¿O crees que los prompts que usamos para hablar con la IA no son una forma de persuasión?
¿De convencer al algoritmo para que nos devuelva justo lo que queremos?
Pero primero —y sobre todo— seguimos necesitando convencer a humanos.
Inversores, clientes, jefes, audiencias, equipos, incluso a nosotros mismos cuando nos miramos al espejo sin ganas.
Y aquí va lo bueno:
La fórmula de la persuasión no ha cambiado en más de 2.000 años.
Aristóteles ya la clavó antes de que existiera PowerPoint.
Y la siguen usando los mejores comunicadores del planeta.
Son 5 pilares.
Los llamaba Ethos, Logos, Pathos, Metáfora y Brevedad.
Y los vas a ver con ejemplos, sin rollos académicos.
ETHOS (el personaje) – La credibilidad que transmites con tu presencia, no con tu CV.
No se trata de decir “soy el mejor”.
Se trata de demostrarlo sin decirlo.
Bryan Stevenson, abogado de derechos humanos, empezó su TED Talk diciendo:
“Paso la mayor parte de mi tiempo en cárceles, en el corredor de la muerte, en barrios con mucha pobreza…”
No mencionó Harvard.
Ni Yale.
Ni sus premios.
Solo dijo dónde pasa sus días.
Y todos lo creímos.
Porque la credibilidad real no se impone. Se contagia.
👉 Si tú no te lo crees, ellos tampoco.
LOGOS (el motivo) – Argumentos con lógica, datos y sentido común
¿Recuerdas cuando Steve Jobs lanzó el iPod?
Podía haber dicho:
“Tiene 5GB de almacenamiento”.
Pero dijo:
“1.000 canciones en tu bolsillo”.
Eso es lógica puesta al servicio del beneficio humano.
Y si vendes, negocias, o lideras…
Recuerda: la gente no compra características, compra transformación.
👉 Cuéntame lo que gano, lo que pierdo si no lo hago, y qué tengo que hacer ahora.
PATHOS (la emoción) – Si no emocionas, no convences
La gente decide con el corazón y justifica con la cabeza.
Tony Robbins lo dijo así:
“Cambios duraderos ocurren cuando las emociones son más fuertes que las excusas.”
Y Aristóteles ya lo sabía.
Por eso contaba historias.
Mira este ejemplo de Chimamanda Ngozi Adichie, la escritora nigeriana. En su charla “El peligro de una sola historia”, habló de su infancia y cómo creía que todos los libros eran sobre ingleses con el pelo rubio que bebían cerveza.
Hasta que descubrió que también podía escribir sobre su mundo, su idioma, su gente.
👉 Contó su historia, y nos hizo vernos reflejados.
Eso es pathos.
Eso es persuasión.
Eso es alma.
METÁFORA – Porque si no lo puedo imaginar, no lo puedo recordar.
Warren Buffett dice que busca compañías como castillos con un foso alrededor.
No habla de ROIs ni EBITDA.
Habla de castillos.
Y todos lo entendemos.
En otro momento, dijo que el gasto sanitario era la “tenia” de la economía estadounidense.
Boom.
Una imagen pegajosa.
Brutal.
Y efectiva.
👉 Las metáforas son como atajos neuronales. Conectan puntos complejos en un segundo. Y nos hacen trasladar esa imagen mental, que hace posible ese dicho de más vale una imagen que mil palabras.
BREVEDAD – Porque lo bueno, si breve, se recuerda
Aristóteles dijo que un argumento debía ser “lo más compacto posible”.
Y que lo más importante debía ir al principio.
Porque la atención, amigo, se va volando.
Un ejemplo moderno: el discurso de Abraham Lincoln en Gettysburg.
272 palabras.
Menos que este email.
Y aún se estudia.
👉 Di menos. Di mejor. Di ya.
Menos es más.
¿Y por qué te cuento esto hoy?
Porque todo lo que importa en la vida, antes o después, hay que saber venderlo.
Una idea.
Un proyecto.
Una causa.
Una historia.
Tú mismo.
Y quien lo sepa hacer bien, con inteligencia emocional y estructura, no solo convencerá a otros humanos…
También sabrá decirle a la IA qué hacer con claridad, con intención y con estilo propio.
Porque las máquinas ya piensan (o al menos eso empiezan a creer algunos).
Pero todavía no sienten.
Y eso, por ahora, nos mantiene en ventaja.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
PD: Si te interesa mejorar tu capacidad de persuasión, empieza por observar a los grandes contadores de historias, que no cuentistas. No te fijes sólo en lo que dicen. Mira cómo te hacen sentir.
Y si tienes tiempo y quieres mejorar esta habilidad durante las vacaciones, te dejo una lista de libros que te pueden ayudar:
Retórica – Aristóteles
Poética – Aristóteles
Gracias por discutir: Lo que Aristóteles, Lincoln y los Simpson pueden enseñarte sobre el arte de la persuasión – Jay Heinrichs
The Elements of Eloquence – Mark Forsyth
Influencia – Robert Cialdini
¿Me hablas a mí?: La retórica, de Aristóteles a Obama – Sam Leith
Ideas que pegan – Chip Heath & Dan Heath
The Story Factor – Annette Simmon
Gracias por acompañarme en un nuevo Diario de Innovación, ¡y te espero mañana en Innovation by Default 💡!