La salud entra en su década decisiva
Diario de Innovación #256
Durante años hemos escuchado el mantra de que “la tecnología transformará la salud”.
Ahora toca actualizar la frase: la tecnología ya está transformando la salud, pero lo que viene es diferente.
Seguramente no como pensábamos a priori.
No hablamos de digitalizar procesos, sino de rediseñar por completo cómo se diagnostica, cómo se trata y cómo se cuida a las personas.
El último informe Technology Trends Outlook 2025 de McKinsey lo deja claro: el sistema sanitario está a las puertas de su mayor revolución desde la medicina basada en la evidencia. Y esta vez el motor no es uno, sino cuatro fuerzas que avanzan a velocidades distintas pero confluyen en un mismo destino.
Y ese destino nos exige elegir: adaptarnos o quedarnos atrás.
El ascenso de la IA agentica: del apoyo al colega digital
La IA deja de ser un asistente que responde cosas y pasa a ser un agente autónomo que actúa, que coordina tareas, que interpreta flujos de trabajo y que toma decisiones intermedias sin pedir permiso para cada paso.
En un entorno como el sanitario, sobresaturado y lleno de fricciones, es un cambio sustancial.
Imagina agentes que:
Preparan historias clínicas completas en segundos.
Solicitan pruebas siguiendo criterios probabilísticos.
Detectan incoherencias entre síntomas, medicación y comorbilidades.
Lanzan alertas tempranas revisando miles de parámetros que un humano nunca podría vigilar.
Se coordinan entre sí para que un oncólogo, un radiólogo y un farmacéutico trabajen con el mismo contexto, sin duplicar esfuerzos.
La clave no es que sustituyan tareas, sino que desatascan cuellos de botella.
Y, según McKinsey, transforman el trabajo del personal sanitario en algo más parecido a “gestionar decisiones y validar propuestas” que a “procesar información infinita”.
La salud pasa de ser una cadena de bloques manuales a un sistema vivo donde humanos y agentes cooperan.
La computación cuántica: el futuro deja de ser un titular
El informe dedica un bloque completo a Quantum Technologies, destacando avances como los chips Willow de Google, Majorana 1 de Microsoft o Ocelot de AWS.
Por primera vez, la industria está empezando a superar las barreras clásicas de los qubits (estabilidad, correcciones de error, escalabilidad).
¿Y qué significa esto para la medicina?
En una palabra: tiempo.
Tiempo para crear fármacos personalizados.
Tiempo para realizar simulaciones biológicas con una fidelidad imposible hoy.
Tiempo para diagnosticar enfermedades complejas revisando millones de variables en paralelo.
La promesa estriba en la diferencia entre probar combinaciones químicas durante seis años o simularlas en minutos bajo modelos de enorme precisión.
La medicina personalizada dejará de ser la excepción para convertirse en el estándar, siempre que los sistemas sanitarios sepan integrarlo sin crear nuevas desigualdades.
Cloud, edge y hospitales: el fin del hospital como edificio
El informe identifica Cloud and Edge Computing y Advanced Connectivity como dos de las tendencias donde más inversión y tracción real hay a nivel global.
En salud, esto cambia la lógica del sistema.
El hospital deja de ser “un lugar” y se convierte en “una red”.
Tres consecuencias de este nuevo modelo sanitario:
Diagnóstico distribuido: Monitores, wearables y sensores conectados permiten que el análisis ocurra donde está el paciente, no en el hospital.
Procesamiento local para lo urgente: El edge reduce la latencia: monitorización cardíaca, sepsis, urgencias, UCI. Decisiones críticas donde cada milisegundo cuenta.
Interoperabilidad real: La pesadilla de los sistemas fragmentados puede reducirse gracias a estándares comunes y arquitecturas distribuidas que permiten hablar un lenguaje común de datos. Algo que la industria sanitaria lleva décadas persiguiendo.
El centro sanitario ya no es un edificio físico: es un sistema distribuido de diagnósticos, análisis y seguimiento continuo.
Quien sabe se los modelos LLM multimodelo, serán el pegamento que llevábamos años esperando para el despegue de la informatica sanitaria.
Bioingeniería y computación avanzada
En la sección Future of Bioengineering, McKinsey subraya cómo la convergencia entre biología e inteligencia artificial está abriendo una nueva fase:
Diseño de proteínas a medida.
Rutas metabólicas optimizadas por IA.
Materiales biomédicos creados desde algoritmos.
Órganos y tejidos impresos en 3D.
Es el puente definitivo entre lo biológico y lo computacional.
El Nobel de Química 2024, premio el uso de IA para predecir estructuras proteica, y no fue solo un premio científico: fue un aviso de lo que está por llegar.
La biología ya se diseña, no solo se observa.
Y aquí la IA agéntica volverá a ser clave: una red de agentes capaces de proponer hipótesis, testarlas digitalmente, descartar miles de rutas y priorizar las más prometedoras en cuestión de horas.
La velocidad de descubrimiento científico empieza a parecerse más a la del software que a la del laboratorio clásico.
El paraguas que lo cubre todo: confianza
Pero el informe también es claro en otro punto: el avance tecnológico sin innovación responsable no sirve.
Especialmente en salud.
Confianza en:
Cómo se usan los datos.
Cómo funcionan los modelos.
Qué decisiones delegamos en agentes.
Qué diagnósticos son automatizables y cuáles no.
Qué sesgos podrían afectar a poblaciones vulnerables.
La confianza se convierte, literalmente, en la moneda de cambio del nuevo sistema sanitario del futuro.
Sin ella, ninguna de estas tecnologías llegará a los pacientes.
Food for thought
Nada de esto es opcional.
No es un debate de adopción temprana o moda tecnológica.
Es un rediseño completo del sistema sanitario, acelerado por:
nuevas capacidades de cómputo,
nuevas arquitecturas de datos,
nuevos agentes autónomos,
y un ecosistema científico mucho más rápido.
El dilema para hospitales, aseguradoras, gobiernos y profesionales es claro ¿Queremos liderar esta adaptación o verla pasar desde la barrera?
Porque en tecnología sanitaria, la diferencia entre “liderar” y “adaptarse tarde” puede medirse en tiempo, en costes… y en vidas.
⚡️ Pulso Digital
La IA se baja del escenario y se mete en las tripas de la economía.
💓 Latido del día
Mientras seguimos discutiendo si hay o no una burbuja de la IA, el verdadero movimiento se está produciendo lejos de los focos. Xataka presenta a DeepMind como la rara avis de la industria: un laboratorio que no vive de demos virales, sino de papers que reescriben la ciencia, desde la biología a la física. Es la cara menos ruidosa de la revolución, pero probablemente la que marque más el largo plazo.
En terreno chino, un equipo de Alibaba Cloud se lleva uno de los premios de mayor prestigio en NeurIPS por un avance en eficiencia de modelos que promete recortar de forma notable los costes de entrenamiento e inferencia de sus próximos Qwen. Es decir: menos GPUs, menos factura energética y más margen para escalar sin quemar el balance. Y en Cupertino, Apple refuerza otra tesis: Bob Borchers insiste en que la IA debe ser “invisible”, una capa que haga mejores los productos sin forzar al usuario a interactuar con “la IA” como tal.
El pulso de hoy sugiere que la pregunta correcta ya no es quién tiene el modelo más espectacular, sino quién tiene la mejor combinación de ciencia profunda (deep tech), eficiencia de cómputo y diseño de producto. La IA deja de ser magia y empieza a parecerse a lo que realmente es: nueva infraestructura económica.
🌍 El eco del mercado
🎶 Warner pasa de apagar a Suno a ficharla. Hace un año quería frenar la IA musical; hoy se alía con ella. La industria del entretenimiento entiende que negociar con los modelos generativos puede ser más rentable que combatirlos.
🏴☠️ Anthropic testificará ante el Congreso de EE.UU. por el primer gran ciberataque causado por la IA. La compañía sostiene que un ataque masivo atribuido a China se ejecutó con mínima intervención humana, señalando un nuevo nivel de automatización en la ofensiva digital.
🔐 Europa lidera en seguridad digital, el Reino Unido se descuelga. Según Surfshark, el viejo continente encabeza los indicadores de seguridad online mientras el Reino Unido pierde posiciones, justo cuando se replantea su marco regulatorio.
📉 Polymarket&co convierten la ludopatía en “inversión”. Los mercados de predicción pasan de nicho friki a obsesión de Wall Street y Silicon Valley, difuminando las fronteras entre especular y participar en la gobernanza de expectativas.
🛜 Los agentes de IA se cuelan en el Black Friday. Business Insider describe cómo modelos como ChatGPT, Gemini o Claude dejan de ser “chats” para convertirse en intermediarios inteligentes de compra.
🏤 España automatiza el IMV mientras Bélgica empuja a todos a trabajar. Dos respuestas opuestas al mismo problema: aquí se refuerza el estado del bienestar con automatización; allí se endurece la participación obligatoria en el mercado laboral.
💻 Wingtech vs Nexperia: la geopolítica también se libra en la ficha técnica. El culebrón continua, el choque entre la matriz china y la sede holandesa del fabricante de chips ilustra lo difíciles que serán los equilibrios UE–China en tecnología estratégica.
🩺 La salud se juega entre el médico y el algoritmo. Gizmodo repasa cómo hospitales y profesionales empiezan a usar IA para diagnóstico, pero la caja negra y los sesgos siguen siendo un freno de confianza.
🌱 Latido incipiente
Perplexity ha lanzado un probador virtual que genera un avatar del usuario para “probarse” ropa antes de comprar, y TechRadar lo describe como sorprendentemente adictivo. Lo fácil es leerlo como una curiosidad más de la temporada. Lo interesante es lo que insinúa: ecommerce que se parece menos a un catálogo y más a un simulador de identidad, menos “añadir al carrito” y más “probar cómo encaja esto en quién soy (o quiero ser)”. La línea entre IA como asistente y como diseñador de nuestra presencia física se hace un poco más borrosa.
💭 Pulso Final
Cuando la IA deja de ser espectáculo y se convierte en infraestructura, el reto ya no es imaginar escenarios futuros, sino demostrar que somos capaces de mantener y gobernar el futuro que estamos construyendo.
Lancé Pulso Digital hace un mes pensando en cómo mejorar el Diario de Innovación.
Me ayudaría mucho saber qué funciona mejor: ¿qué te gusta más de Pulso Digital o qué no? ¿O si simplemente prefieres solo el formato anterior?
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Toda ayuda es poca para seguir mejorando, gracias por estar al otro lado.
Si algo de lo que has leído te ha removido, dímelo.
Ya sabes que estoy al otro lado si quieres comentar, discrepar o simplemente saludar.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
PD1: Para seguir explorando este cruce entre datos y salud, tienes dos lecturas que encajan como un guante: The Age of Scientific Wellness o The Future of Medicine. Ambas explican, cada una a su manera, cómo la medicina está dejando de ser reactiva para convertirse en un sistema predictivo, personalizado y guiado por datos.
PD2: Sobre gadgets con propósito, el Garmin Venu 3 sigue siendo de los pocos wearables que aparecen una y otra vez en estudios clínicos serios. Si te obsesiona entender tu sueño, estrés y variabilidad cardíaca sin postureos, este es el que no falla.
PD3: Y para una mirada más amplia y un pelín inquietante, La Ola que Viene de Mustafa Suleyman. Es justo la idea que sobrevuela todo este Diario: la tecnología no viene a pedir permiso, viene a reescribir las reglas.



