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Si te gusta el fútbol, seguramente te hayas enfrentado a la misma trampa que la mayoría de los forofos del deporte rey. Antes de explicarte lo que he bautizado como el dogma de la quiniela, permíteme introducir, como ya es habitual, un refrán para contextualizar y apostillar mis argumentos al respecto. Y es que: “A toro pasado, todos somos Manolete”.
Este dogma, en gran medida, nos servirá para hablar hoy en más detalle sobre la visión del mundo, o los ojos que la evolución, la sociedad y nuestra familia han creado para nosotros durante décadas.
Volviendo al ejemplo de la quiniela, si no has jugado nunca a este juego de azar y te gusta o crees que entiendes de fútbol, te recomendaría que hicieses alguna vez el ejercicio para tener la perspectiva de que el mundo en general es mucho más complejo de lo que podríamos imaginar.
La quiniela consiste en acertar el resultado de una lista de 14 partidos más un partido adicional conocido como "pleno al 15". Los resultados posibles para cada partido son:
1: Victoria del equipo local.
X: Empate.
2: Victoria del equipo visitante.
El premio gordo se lo lleva quien acierte los 14 partidos y el pleno al 15.
A primera vista, parece sencillo: podríamos utilizar la estadística y ver qué proporción de victorias ha tenido un equipo frente al otro, la posición que ocupa en la tabla del campeonato,…
Como te digo, haz la prueba y verás que, aun siguiendo el día a día de la competición y utilizando estadísticas, la posibilidad de pasar de 11 aciertos es altamente improbable.
Y es que nuestra visión de la aleatoriedad percibida y de las limitaciones a las que nos enfrentamos a la hora de hacer predicciones es algo que se nos escapa u obviamos por el mero hecho de vivir más tranquilos.
Nuestra excesiva confianza en métodos que apelan a nuestra intuición en detrimento de la precisión, nuestra incapacidad básica para comprender y definir la aleatoriedad, e incluso nuestra propia biología contribuyen a una toma de decisiones deficiente y, en ocasiones, a "cisnes negros": sucesos considerados imposibles que redefinen nuestra comprensión del mundo.
Así que, si quieres saber más sobre los cisnes negros, acompáñame en este recorrido por la aleatoriedad y las limitaciones cognitivas en Innovation by Default💡. ¡Comencemos!
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Aprendiendo con Nicolas Taleb
Esta semana vamos a profundizar en uno de los libros más populares de la comunidad de CPS. Si nunca has oído hablar de esta disciplina, te recomiendo que sigas a
(@recuenco). El CPS, o Complex Problem Solving, es una combinación de habilidades y un marco mental para abordar problemas no triviales en entornos cambiantes e impredecibles. Según Recuenco, el CPS no es solo una habilidad específica, sino un enfoque que involucecra una variedad de habilidades como el pensamiento analítico, crítico y la creatividad, necesarias para resolver problemas complejos. Además, la disciplina del CPS descansa en la adaptabilidad y la flexibilidad cognitiva.El CPS se presenta como una metodología esencial en el mundo actual, donde las soluciones rápidas y lineales ya no son suficientes para los desafíos complejos y entrelazados de la sociedad y la economía.
Si quieres saber más, te dejo una de sus innumerables charlas que podrás encontrar por internet.
Sin embargo, y parafraseando a Javier, hoy no nos toca hablar del yayo. Hoy toca adentrarnos en el universo de Taleb. En concreto, en "El Cisne Negro", Taleb explora la naturaleza de lo que percibimos como sucesos aleatorios, así como las trampas lógicas que nos hacen perder la visión de conjunto. A estos sucesos aparentemente aleatorios, que a menudo tienen profundas consecuencias para el individuo e incluso para las sociedades en su conjunto, los llama "Cisnes Negros".
Esto puede ayudarnos a reconocer cuándo nuestro juicio se ve nublado por el deseo de encajar la información en narrativas ordenadas y fáciles de entender.
Nassim Nicholas Taleb es uno de los economistas y pensadores contemporáneos más prolíficos, autor de varias obras aclamadas por la crítica, como "Fooled by Randomness", y de numerosos ensayos publicados en revistas y periódicos. Taleb es Profesor Distinguido de Ingeniería de Riesgos en el Instituto Politécnico de la Universidad de Nueva York.
¿Has visto alguna vez un cisne negro?
Nuestro cuerpo es seguramente la mejor máquina diseñada desde el origen de los tiempos, al menos, no conozco a nadie que haya venido de una galaxía lejana a desmentir esta afirmación.
Somos ordenadores portátiles capaces de procesar estímulos y generar conocimientos complejos como el método científico y modelos matemáticos, aunque a menudo nos autolimitamos por nuestras creencias y dogmas.
Este enfoque restringido puede hacer que nos volvamos ciegos a nuevas posibilidades y verdades, como se ilustra en el concepto de los "cisnes negros".
Un cisne negro es un evento inesperado y radical que desafía nuestras creencias y realidad, y amplía nuestra comprensión del mundo.
El cisne negro como origen del cambio
El impacto de los eventos causados por un Cisne Negro varía según el nivel de información que posean los individuos o sociedades afectadas.
Cuanta más información relevante se tenga, menor es la probabilidad de ser arrollado por un fenómeno de estas características. Por ejemplo, si vas a apostar por tu caballo favorito, Rocket, y decides centrar tu apuesta en él sin saber que llegando al hipódromo el coche ha frenado de forma fortuita y se ha hecho daño en una pata. Estás jugando en desventaja contra su dueño, quien al tener información privilegiada sobre el incidente, podrá evitar las pérdidas que apostar todo por Rocket te va a acarrear.
Desde un punto de vista más amplio, los Cisnes Negros pueden tener efectos transformadores en sociedades enteras, como se vio con la teoría heliocéntrica de Copérnico, que desafió las creencias establecidas y alteró fundamentalmente la estructura social y científica de la época.
Si te gusta lo que estas leyendo, no olvides que también tienes disponible el podcast de Innovation by Default 💡.
Falacias lógicas para todos los públicos
Nuestra especia, a pesar de nuestra inteligencia, a menudo caemos en falacias cognitivas que distorsionan nuestra percepción y el proceso de toma de decisiones.
Una de estas falacias a las que nos enfrentammos es la creencia errónea de que el pasado es un indicador confiable del futuro, como se ilustra con el ejemplo del pavo, que es alimentado y cuidado por el granjero hasta que es sacrificado inesperadamente en Acción de Gracias.
Otra falacia destacada es el sesgo de confirmación, donde las personas buscan y aceptan solo la información que confirma sus creencias preexistentes, ignorando evidencias que las contradigan. Estos patrones de pensamiento, aunque anticientíficos, son difíciles de superar porque están profundamente arraigados en nuestra naturaleza.
Nuestro cerebro, para bien y para mal
Las formas de procesar y categorizar información desarrolladas por el cerebro humano durante la evolución, aunque útiles para la supervivencia en entornos naturales simples, resultan inadecuadas para entender la complejidad de los entornos modernos.
Nuestro cerebro tiende a crear narrativas lineales simplificadas basadas en fragmentos selectos de información para dar sentido al mundo, un método que no refleja adecuadamente la realidad debido a la enorme cantidad de posibles interpretaciones y la influencia de eventos pequeños pero significativos, como ilustra la metáfora del aleteo de la mariposa que puede desencadenar un huracán.
La escalabilidad de la verdad
Nos cuesta preocesar, cuantificar y clasificar la información que manejamos.
Y es que los seres humanos, a pesar de tener numerosos métodos y modelos para organizar y entender la información, a menudo fallamos en reconocer la diferencia entre información "escalable" y "no escalable".
La información no escalable, como el peso y la estatura, tiene límites estadísticos definidos y permite hacer predicciones confiables sobre medias, mientras que la información escalable, como la riqueza o las ventas de discos, no tiene límites físicos o prácticos y puede expandirse enormemente.
Esta distinción es crucial para entender y analizar datos correctamente, y aplicar las reglas de datos no escalables a los escalables puede llevar a errores significativos en la interpretación de la realidad.
El inventario de los desconocido
Ya sabes eso de la información es poder, y es que aunque tener conocimiento es una ventaja poderosa, reconocer lo que no sabemos es aún más crucial para tomar decisiones informadas y evitar riesgos significativos.
Al centrarnos únicamente en lo que sabemos, podemos pasar por alto importantes variables y resultados potenciales, creando condiciones propicias para ser sorprendidos por eventos inesperados y desastrosos, como los "Cisnes Negros".
En contraste, ser conscientes de nuestras limitaciones y desconocimientos nos permite gestionar mejor los riesgos y tomar decisiones más equilibradas y seguras.
Los riesgos de no conocerse
La idea principal del texto es que reconocer y entender nuestras propias limitaciones y sesgos cognitivos puede ayudarnos a hacer mejores decisiones. Ser conscientes de que tendemos a buscar confirmación para nuestras creencias preexistentes y que preferimos narrativas simples y ordenadas puede permitirnos buscar información más amplia y obtener una visión más completa de las situaciones. Aunque esta conciencia no nos exime de cometer errores, puede reducir su frecuencia y mitigar el impacto negativo de nuestra ignorancia.Food for thought
Una de las primeros aprendizajes de hoy, es que en general, no somos buenos adivinos. Confiamos demasiado en nuestros conocimientos y subestimamos nuestra ignorancia. Nuestra excesiva confianza en métodos que parecen tener sentido, nuestra incapacidad básica para comprender y definir el azar, e incluso nuestra biología, contribuyen a una toma de decisiones deficiente y, a veces, a "cisnes negros", acontecimientos que creemos imposibles pero que acaban redefiniendo nuestra comprensión del mundo.
Desconfía de los "porque sí".
Aunque está absolutamente en nuestra naturaleza buscar relaciones lineales y causales entre los acontecimientos para dar sentido a este mundo complejo, la realidad es que somos absolutamente lamentables tanto para hacer predicciones sobre el futuro como para establecer causas para el presente. En lugar de alimentar nuestro deseo de ver los acontecimientos en términos claros de causa y efecto, es mejor considerar una serie de posibilidades sin casarnos con ninguna.
Saber lo que no se sabe, o su busqueda enfermiza. (Debería ser tu mejor obsesión)
Si quieres hacer predicciones significativas sobre el futuro -lo cual, si estás comprando un seguro, haciendo inversiones, yendo a la universidad, cambiando de trabajo, investigando o simplemente siendo un ser humano, sin duda quieres hacer-, no basta con tener en cuenta todo lo que "sabes". Esto le deja sólo con una comprensión parcial de los riesgos que implica su predicción. Lo que hay que hacer es ser consciente de lo que no se sabe, para no limitar innecesariamente la información con la que se trabaja.
Bonus track
Y antes de terminar, dejame recomendarte un proyecto que he empezado de la mano de unos viejos amigos.
Nacho, Diego, Carlos y un servidor, hemos lanzado Código Abierto, una tertulia donde nos reunimos cada semana para explorar el fascinante mundo de la tecnología y sus profundas implicaciones en la sociedad.
En estas conversaciones discutiremos sobre las tendencias tecnológicas actuales, los cambios emergentes y lo que podemos esperar en el futuro, con un foco en aquellas innovaciones como la inteligencia artificial generativa, el blockchain o la nube.
Unete a nosotros para entender un poco mejor cómo la tecnología está transformando nuestra vida diaria y qué nuevas oportunidades y desafíos nos esperan.