En 1969, el Apolo 11 despegó rumbo a la Luna.
Aquel viaje no fue solo una proeza tecnológica, sino un acto de pensamiento radical: un ejercicio de imaginación disciplinada.
Esa mentalidad —atreverse a apuntar a la Luna sabiendo que quizá no se llegue, pero sabiendo que se avanzará más que nunca— hoy día tiene un nombre: Moonshot Thinking.
Ese salto es el que cambió la historia de la humanidad para siempre.
O al menos eso creemos los de mi generación —los nacidos en los 80—, pero sospecho que los de antes y los que vinieron después sienten algo parecido.
Escuchamos a nuestros padres contar cómo vieron al hombre pisar la Luna en una televisión en blanco y negro, y hay algo casi místico en ello.
Era como presenciar el descubrimiento de América en tiempo real.
A veces me pregunto: ¿cuántos contemporáneos de Colón fueron realmente conscientes de la magnitud de su hazaña? ¿Cuántos comprendieron que aquel viaje cambiaría la historia del mundo conocido?
Probablemente muy pocos.
Y, sin embargo, aquel salto hacia lo desconocido encendió la misma chispa que el Apolo 11 siglos después: la de hacer posible lo impensable.
De alguna forma, la llegada del hombre a la Luna funcionó como una imprenta moderna del progreso.
Así como Gutenberg democratizó el conocimiento, la NASA democratizó la ambición.
De repente, el límite ya no era el cielo, sino la imaginación. Perdimos el miedo a intentar lo que otros consideraban imposible. Y tal vez eso fue lo más transformador: no tanto alcanzar la Luna, sino atrevernos a creer que podíamos hacerlo.
Porque, siendo sinceros, si Colón hubiera tenido delante una simulación por satélite de su ruta, los cálculos exactos de viento, corrientes y riesgo de naufragio, quizá nunca habría zarpado.
El exceso de información, a veces, mata la aventura.
Y aquí estamos, cinco siglos después, en otro punto de ruptura.
Tratando de entender mejor el cuerpo humano, hablando de la muerte como una enfermedad, y explorando el transhumanismo como una forma de perpetuarnos más allá de la biología.
Nos enfrentamos al mismo vértigo que sintieron los navegantes del siglo XV o los astronautas del siglo XX: la sensación de estar abriendo una puerta hacia un territorio donde la ciencia se confunde con la fe.
“Elegimos ir a la Luna, no porque sea fácil, sino porque es difícil.”— John F. Kennedy, 1962
¿Qué hubiese pensado Colón si le hubiéramos hablado de viajar al espacio?
¿Y qué diría Kennedy —ese presidente que convirtió un discurso en una misión colectiva— si supiera que ahora soñamos no con llegar a la Luna, sino con trascender la vida misma?
Quizá ambos responderían lo mismo: que la naturaleza humana no cambia tanto como sus herramientas.
Seguimos impulsados por la misma fuerza: la necesidad de explorar lo desconocido, aunque sepamos que nunca regresaremos siendo los mismos.
⚖️ La paradoja del siglo XXI
Vivimos en una era de tecnologías exponenciales: inteligencia artificial, biotecnología, robótica, computación cuántica.
Todo progresa más rápido, más barato y más potente.
Y sin embargo, como recuerda Henry Chesbrough (padre de la innovación abierta) convivimos con una paradoja exponencial:
“Las tecnologías avanzan a un ritmo vertiginoso, pero la productividad y el impacto real no lo hacen al mismo nivel.”
Sí, ya hemos hablado de cosas parecidas en esta misma newsletter, ¿recuerdas el famoso shock del futuro?
La tecnología nos da las herramientas, pero sin la mentalidad adecuada, no sabemos cómo usarlas para transformar el mundo.
💡 El liderazgo detrás de los saltos imposibles
El Moonshot Thinking no es solo una aproximación estrategia al desarrollo tecnológico.
Es una forma de liderazgo visionario: anticipar oportunidades, ambicionar lo inalcanzable y aterrizarlo en acciones concretas.
Su esencia es buscar mejoras 10X, no del 10%.
Pero, como explica Chesbrough, las mejoras incrementales del 10% también pueden, si se acumulan con disciplina, producir un impacto 10X.
👉 El 10X te da dirección. El 10% te da tracción.
“El Moonshot Thinking y el 10X no reemplazan lo existente. Lo aumentan.” — Henry Chesbrough
🏥 De los laboratorios… a la realidad
Imagina un hospital.
Tiene acceso a IA, datos genómicos, robótica quirúrgica… y, aun así, su productividad y resultados clínicos apenas mejoran.
El pensamiento moonshot no consiste en añadir más tecnología, sino en replantear la ambición:
Anticipar: detectar oportunidades concretas (p. ej., reducir reingresos evitables en un 90% usando IA predictiva).
Actuar en 10%: mejorar procesos, protocolos y herramientas, acumulando progreso.
Aterrizar: medir, iterar, aprender.
Así, la visión 10X se construye ladrillo a ladrillo.
🌕 La fábrica de moonshots
Y es que los grandes avances no ocurren por casualidad.
Detrás de ellos existen laboratorios de innovación dedicados exclusivamente a pensar y crear lo imposible.
Estos son algunos de los epicentros del pensamiento moonshot en el mundo corporativo actual:
🔬 X (antes Google X) – Alphabet
Conocido como The Moonshot Factory, es el laboratorio pionero en este tipo de pensamiento.
Fundado en 2010 por Larry Page y Sergey Brin y dirigido por Astro Teller, su misión es clara: mejorar algo 10 veces, no un 10%.
Entre sus proyectos más emblemáticos están:
Waymo (vehículos autónomos)
Wing (entrega con drones)
Verily (tecnología de salud)
Loon (conectividad global con globos estratosféricos)
En 2021, X abrió su primer laboratorio fuera de EE. UU., en Israel, y hoy sigue redefiniendo la innovación con un enfoque más sostenible y colaborativo.
🥽 Meta Reality Labs
El brazo futurista de Meta dedicado al metaverso y a los wearables.
Sus equipos trabajan en realidad aumentada y virtual, audio espacial, interfaces neurales y tecnologías hápticas que buscan difuminar la frontera entre lo físico y lo digital.
En 2025, Meta reorganizó sus esfuerzos de IA bajo Meta Superintelligence Labs, dirigida por Alexandr Wang, reafirmando su apuesta por la inteligencia artificial avanzada.
📚 Amazon Lab126
El laboratorio donde nacieron el Kindle, el Echo y el Fire TV.
Ubicado en Sunnyvale, combina hardware, software y computación de alto rendimiento (HPC) para diseñar los dispositivos que definen la vida digital moderna.
Usan simulaciones físicas y térmicas, análisis electromagnético y modelado de fluidos para optimizar desde la antena de un dispositivo hasta la experiencia del usuario.
🤖 Samsung C-Lab
El laboratorio de innovación abierta de Samsung, con más de 900 proyectos incubados desde 2012.
Divide sus esfuerzos entre:
C-Lab Inside: ideas internas de empleados.
C-Lab Outside: aceleradora de startups externas.
En el CES 2025, presentó 15 proyectos pioneros en IA, IoT, salud digital y robótica, consolidando su posición como incubadora de talento disruptivo en Asia.
💬 Microsoft Research & FUSE Labs
Aunque menos enfocado en “moonshots” puros, Microsoft Research ha sido la cuna de avances fundamentales en IA, visión por computadora y herramientas de colaboración.
Su división FUSE Labs exploró experiencias sociales en tiempo real y hoy sigue integrando esa experimentación dentro de Microsoft Research.
En su conjunto, estos laboratorios representan la apuesta global por la disrupción responsable: ideas que parecen ciencia ficción, pero con una ejecución rigurosa que las convierte en ciencia real.
🔭 De la Luna a la Tierra
De Tesla a SpaceX, de DeepMind a Verily, todos estos proyectos comparten la misma semilla: atreverse a pensar a lo grande y luego trabajar con disciplina para hacerlo posible.
El Moonshot Thinking no trata de soñar sin límites, sino de construir con propósito.
También déjame recordarte que si te gusta la tecnología, el podcast de Código Abierto también puede ser una buena opción.
Food for thought
El Moonshot Thinking no es una moda de Silicon Valley.
Es una forma de creer que la curiosidad, la ciencia y la ambición siguen siendo nuestras herramientas más humanas.
Aunque no siempre alcancemos la Luna, cada intento nos enseña a volar un poco más alto.
Y es que la realidad es tozuda, vivimos rodeados de tecnología, pero el verdadero motor del cambio es la mentalidad. Las mejoras 10X marcan la dirección; las 10% sostienen el progreso.
Los laboratorios de innovación se han convertido en el nuevo Houston, los nuevos “observatorios lunares” de la era digital. Y el liderazgo moonshot es el que combina ambición con aterrizaje.
Repite conmigo: “Apunta alto. Actúa pequeño. Repite.”
Y un día, sin darte cuenta, estarás orbitando tus propios proyectos imposibles. 🚀
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
PD1: ¿Cuál sería tu moonshot si pudieras rediseñar algo hoy?
PD2: Estoy deseando leerte, respóndeme a este correo y cuéntame: ¿Qué objetivo 10X te inspira y cuál sería tu primer paso 10% para empezar?
PD3: Si quieres profundizar en la temática del moonshot thinking, te dejo material para tirar del hilo:
Iván Bofarull – Moonshot Thinking
Henry Chesbrough – Innovación Abierta
Peter Diamandis – Bold: How to Go Big, Create Wealth, and Impact the World
PD4: Si quieres ver el discurso que cambió un poco más la historia de la humanidad, aquí te lo dejo.