Antes de empezar, debo decirte que estaré desaparecido en una isla de la Polinesia, en los Urales o en Machu Picchu. La verdad es que no sé bien dónde iré.
Lo que sí tengo claro es que necesito desconectar de todo, al menos durante un mes.
Así que, si en agosto me echas de menos, puedes leer cualquiera de las más de 200 ediciones del Diario de Innovación o del boletín semanal.
Así que no te robo más tiempo, vamos con la edición de hoy.
Mira.
Hay dos tipos de presentaciones:
Las que terminas mirando el reloj a los 4 minutos…
…y las que te atrapan desde el primer “hola”.
¿Sabes cuál es la diferencia?
No son los gráficos. Ni la herramienta de diseño. Ni siquiera el cargo del ponente.
Es esto, un bundle de solo tres ingredientes.
Una historia.
Una sorpresa.
Y un 3 en 1.
Tres secretos que Carmine Gallo destiló después de analizar más de 500 charlas TED en su libro Talk Like TED.
Y sí, funcionan también si presentas en una reunión con tu jefe de producto, vendes software a una aseguradora o defiendes tu plan de IA para escalar una empresa de tornillos.
Aquí van los tres ingredientes mágicos que te harán el próximo Steve Jobs:
1. Si no emocionas, no conectas.
Sheryl Sandberg (sí, la de Meta) iba a soltar una lluvia de datos sobre mujeres y liderazgo. Hasta que su hija le dijo “no te vayas, mamá”. Y alguien le dijo: “¿por qué no cuentas eso?”
El resto es historia. Literalmente.
Desde entonces, millones de personas repiten su charla. Porque recordar cifras cuesta. Pero recordar emociones… eso se queda grabado.
2. Si no sorprendes, no te recuerdan.
Bill Gates sacó un bote con mosquitos en medio de su charla sobre malaria.
No picaban, pero todos se acordaron de él.
Eso es un evento cargado emocionalmente: una interrupción inesperada que le dice a tu cerebro “esto es importante”. Dopamina. Atención. Recuerdo.
Moraleja: no tienes que soltar bichos, pero busca algo inesperado. Una demo en vivo. Un silencio incómodo. Una pregunta que nadie se atreve a hacer.
3. Si no estructuras, no convencen.
La audiencia recuerda tres cosas. No cinco. No nueve. Tres.
Tres beneficios. Tres errores comunes. Tres razones para actuar.
Como cuando Jill Bolte Taylor, neurocientífica de Harvard, contó su historia en TED: antes del ictus, durante, y después. Tres actos. Como en el cine.
Lo que no sabía es que ese “después” —su viaje espiritual— sería lo que emocionaría a millones… y cambiaría su carrera para siempre.
¿Por qué es importante?
Si quieres presentar como un TED speaker (sin el foco ni el logo rojo detrás), hazlo humano, sorprendente y simple.
O sigue con las slides llenas de texto y los bullet points que nadie recuerda.
Tú decides 😉
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
PD1: Si quieres profundizar, el libro se llama Talk Like TED de Carmine Gallo. Ideal para jefes de equipo, vendedores, profes tech y cualquiera que alguna vez haya dicho “yo no sé hablar en público”.
PD2: Otro más antiguo, y también en español, es el Arte de Presentar, de Gonzalo Álvarez Marañón. No sé cuántas ediciones llevarán ya, pero yo leí la primera hace unos cuantos años.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
Gracias por acompañarme en un nuevo Diario de Innovación, ¡y te espero mañana en Innovation by Default 💡!