Muchas noches antes de irme a la cama, veo una de mis series favoritas, es mi momento de desconexión para cerrar el día. Piloto automático, desconexión cerebral.
Ayer volví a ver una escena de The Big Bang Theory: donde Sheldon Cooper (física teórica, ciencia básica) troleaba a Howard Wolowitz (ingeniería, “manitas” de los prototipos).
La eterna pelea: el que deduce desde primeros principios vs. el que baja al barro y lo convierte en algo útil.
He aquí la verdad incómoda: el progreso real necesita a los dos.
La ciencia básica destila por qué funciona el mundo; la ingeniería convierte ese por qué en para qué concreto. Es un círculo virtuoso: pensar → construir → medir → volver a pensar. Y eso es lo que tenemos que enseñar a nuestros adolescentes antes de ponerles un chatbot delante.
Te estarás preguntando por qué Álex plantea hoy este debate.
Pues principalmente a que los gigantes de la IA han movido ficha para “entrar” en las aulas.
La AFT (sindicato de 1,8 M de docentes) y la UFT lanzan en Nueva York la National Academy for AI Instruction con un presupuesto de 23 M$ proporcionado por Microsoft, OpenAI y Anthropic para formar a ~400.000 profesores en uso de IA este curso.
La promesa: menos burocracia, más personalización y herramientas prácticas para planificar clases y evaluar.
Pero no, la realidad es obstinada, como dice el refrán: “no es oro todo lo que reluce”.
El MIT Technology Review lo resumía muy bien en uno de sus artículos: hay datos a favor (más ideas, más participación), pero también es un trampolín para buscar atajos y un alto riesgo de que el pensamiento crítico desaparezca si dejamos que la máquina piense por nosotros.
Lo que dicen los datos:
Los chavales ya usan IA para romper el hielo con dudas que no se atreven a preguntar en clase y para generar ideas. (Harvard, 1.500 teens). Bien usada, es un desatascador. Mal usada, es copia-pega.
Cuidado con el piloto automático: estudios de Microsoft muestran que a mayor confianza ciega en la IA, menor esfuerzo de pensamiento crítico. Traducción: si todo te lo mastica, dejas de masticar.
Resistencia legítima: cientos de docentes han firmado cartas abiertas pidiendo freno y control antes de meter IA “a granel” en las aulas. No es ludismo: piden que el para qué pedagógico mande sobre el porque mola.
Mi propuesta (Sheldon + Howard en el aula):
Primero principios, luego prompts. Antes de abrir el portátil, que el alumno explique qué intenta lograr, qué sabe y qué asume. Después, sí: que use la IA para contrastar hipótesis, no para sustituirlas.
Evaluar procesos, no solo productos. Más trabajo en clase, diarios de pensamiento, defensa oral y revisión por pares. Si el examen elimina la IA, prepara sin IA; si la permite, evalúa cómo la integran (fuentes, verificación, límites).
Zonas “IA-OK” y “IA-NO”.
IA-OK: lluvia de ideas, feedback de estilo, accesibilidad, simulación de preguntas.
IA-NO (o muy guiada): redacciones fundacionales, razonamiento paso a paso en etapas tempranas, práctica “con las manos” antes de automatizar.
Transparencia y soberanía de datos. Formación agnóstica de herramientas, cláusulas de privacidad claras y cero exclusividades. Si la industria viene, que venga a sumar a la pedagogía, no a dictarla. (La iniciativa de la academia nacional es una oportunidad si los docentes llevan el volante).
Como dice Enrique Dans, quiero que mis alumnos usen la IA. También quiero saber qué proceso han seguido y qué prompts han utilizado. Y es aquí, donde para mí se ve perfectamente eso de lo que te he hablado en otras ocasiones, la importancia de hacer buenas preguntas.
Para terminar, déjame mostrarte tres ejercicios sencillos para adolescentes:
“La caja negra al revés”: los alumnos piden a la IA una respuesta… y luego deben reconstruir el razonamiento sin la IA, detectando errores y huecos.
“Lo acepto / lo rechazo”: la IA propone tres vías para un problema; el alumno debe aceptar una y rechazar dos con criterios (fuentes, supuestos, costes).
“Del laboratorio al taller”: toma una ley científica vista en clase y construye un experimento casero que la ilustre; la IA solo se usa para seguridad y materiales.
Si hacemos esto, los chicos aprenden a pensar como Sheldon y a construir como Howard. Y entonces la IA deja de ser una simple chuleta y pasa a ser una palanca del pensamiento.
Que nunca te falten ideas, ni ganas de probarlas.
A.
PD1: El artículo del MIT Technology Review que te comentaba sobre “cómo los gigantes de la IA quieren conquistar el aula” merece la lectura crítica: buen pulso entre promesas y riesgos. Úsalo para debate en claustro.
PD2: Para seguir el movimiento de la National Academy for AI Instruction (quién paga, a quién forma y con qué objetivos), aquí el comunicado base y la nota de OpenAI. Útiles para pedir garantías antes de adoptar nada.
PD3: Si quieres aprender ciencia básica con tus hijos no te pierdas este kit de experimentos de ciencias.
PD4: Si quieres bucear en los grandes misterios de la ciencia aún sin resolver, te recomiendo: Lo que sabemos que no sabemos, Grandes enigmas de la ciencia, 100 enigmas que la ciencia (todavía) no ha resuelto o Los misterios más grandes de la ciencia sin resolver.